CAPÍTULO 8.-tercer fragmento

—¡Llévense a los niños!—ordenó el alfa Egor, era el alfa de la manada rusa que conocí en el entierro de Ruth.

Lucy empezó a agitarse e intentar romper la soga con la que la tenían amarrada a la silla. Intentaba gritar, pero también le pusieron cinta en la boca al igual que a mí.

—Pero miren que tenemos aquí.

Me quedé impactada cuando la vi entrar a la habitación.

—Así es como debe estar alguien como tú— me dijo Elizabeth—. Amarrada como la perra que eres.

—Cállate Elizabeth —

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