Primera vez que me hacían preguntas en medio del alboroto de una conferencia de prensa.
-La acusan de emplear estimulantes y esteroides-, me dijo un tipo de lentes.
-¿Por qué no dijo a los organizadores que tiene brazos ortopédicos?-, me preguntó una mujer.
-¿Qué piensas de Ruth Evand?-, levantó la mano un sujeto.
-Su país está alborotado. La consideran la nueva heroína del deporte. Está acaparando todos los titulares-, se puso efusiva una chica.
-¿Sabía que la potencia de sus pelotazos han quebrado la barrera de los 350 kilómetros por hora?-, me mostró un tablet un hombre clavo.
-Chicos, chicos, chicos, pedí entonces riéndome, la organización ya aclaró que no hay evidencias de esteroides anabolizantes ni hormonas masculinas en mi organismo, tampoco tengo prótesis, mis manos son tal cual nací, je, a Ruth Evand no la conozco, lo único que sé que es la número uno del mundo, todos los triunfos que estoy consiguiendo los hago pensando en mi país y no pienso en récords ni pulverizar