La Derrota de la Oscuridad
El Conde de Valois, con el rostro contorsionado por el dolor y la furia, se lanzó contra Morwen. Su espada, bañada en la sangre de su hijo, era un rayo de venganza. Conan, Orlo y Gonzalo, sus aliados inesperados, lo respaldaban, sus armas un coro de justicia. La Plaza del Mercado, teñida de la sangre de Calix, se había transformado en el escenario de la última batalla contra la oscuridad.
Morwen, el hechicero oscuro, luchaba con la desesperación de un hombre acorralado. Su magia, debilitada por la destrucción de su caldero, era menos potente. Pero su astucia, su maldad, seguían siendo formidables. Rayos de energía oscura, bolas de fuego, ilusiones… intentaba desesperadamente escapar.
En la sala del trono, Kaida observaba la batalla a través del Espejo de las Visiones. Su corazón latía con fuerza. La derrota de Morwen era crucial. Era el último vestigio de la magia oscura que había corrompido el reino.
—Morwen… su fuente de poder… —murmuró Kaida, sus ojos fijo