El vestido que Ferran escogió para mí es precioso. Me queda ni mandado a hacer. Esa es la impresión que tengo cuando me miro al espejo. Recojo mi pelo en un moño alto, y voy a maquillarme cuando tocan mi puerta.
Dejo eso a un lado y voy a abrir. Asumo que es Eliot que seguro debe estar esperando que baje, Pero me he tomado mi tiempo. Abro la puerta y me equivoco tremendamente, es Sabine y viene con una maletita muy bonita en sus manos.
―¿Puedo? ―pregunta levantándola hacia mí yo la miro con curiosidad―, es maquillaje, pensé que podía ayudarte ―añade y yo sonrío tonta.
―Sí, claro ―exclamo y me hago a un lado para que pase―, pero no tenías por qué molestarte.
―No es molestia, me encanta maquillar. Habría querido tener niños, pero ya vez ―expresa entrando y caminando hasta el tocador.
Ella me mira y yo sonrío. Sabine me parece muy linda.
―Está bien, maquíllame ―le digo y ella sonríe empezando a abrir la maletita que está llena de toda cla