“Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía”
Anaxágoras
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Camine en dirección a mi casa mientras que en el transcurso del camino pensaba en quién pudo haber sido la persona que me metió en este problema, sinceramente la única persona que puedo confrontar ahora es a Rade, ya que Cassandra hará lo que tenga en sus manos para encontrar a la doctora Katić para averiguar porque no siguió las indicaciones de mi expediente, como también, buscará a la enfermera o aquella mujer quien me llamo para darme la felicitación de mi embarazo porque al parecer ella también sabe algo sobre la inseminación artificial que me realizaron.
Me acaricio la cabeza pensando sobre cómo voy a ignorar la idea de que llevo un bebé de mi jefe, el único agradecimiento que tengo es que nadie podrá decirle a él sobre esto si no, no tengo idea de cuál sería la reacción que tomaría con la noticia, es decir, no creo que se moleste cuando el propio Demian es quien ha donado su esperma para que cualquier mujer pueda tener un bebé de su sangre, pero es probable que si se enoje porque revelaron la identidad del donador.
Ya ni siquiera sé si saber quién era el donador haya sido una buena idea, quedarme con la duda hubiera sido un caso muy aparte porque pudieron darme las características sin mencionarme su nombre, pero a estas alturas, no puedo descartar la curiosidad que tenía durante aquella llamada para saber la verdad y la identidad del donador cuando fui yo quien le insistí duramente a la enfermera que no me siguiera escondiendo más datos de los que había empezado a descubrir.
Oh Dios mío, un hijo de Demian… De su sangre y mi sangre, sigo preguntándome cuál ha sido mi condena para que fuera la elegida para este caso cuando había más de veinte mujeres en esa clínica haciéndose una inseminación artificial, una fecundación in vitro o para hacerse de una gestación subrogada.
Lo peor de esto es que tampoco sé porque Cassandra se veía tan interesada en mi embarazo si la familia de un donador no debe de entrometerse en estos asuntos y más de la madre quien espera el bebé; su reacción al creer que puedo poner en riesgo el feto me hace dudar en todo sentido y más al haberlo llamado «su sobrino» cuando aquí no puede haber alguna conexión.
Es complicado, pero esté día ha sido suficiente largo como el de ayer para poder seguir peleando, queriendo tener respuesta y recibir más sorpresas; por el momento solo quiero estar en casa y poder acostarme; pero para que eso suceda, primero debo de hablar con Rade, no quiero seguir posponiendo está conversación cuando necesito qué él sepa la verdad sobre que el bebé que llevo de mi vientre no fue concebido de su esperma, sino que, hubo cierto problemita que convoco que al final todo fuera diferente.
Al tener la cabeza agachada termino por chocar con una persona haciendo que mi cartera termine en el suelo, la persona con cortesía la agarra para luego devolvérmela haciendo que le agradezca con unas palabras y una media sonrisa para verla a los ojos.
—Marko, ¿cómo estás? —Le pregunto feliz al ver al ex compañero de trabajo de Rade.
— ¡Danika! ¡Que gusto poder verte! —Nos damos un abrazo.
Marko ha sido como el amigo más cercano que Rade pudo tener en su trabajo, realmente a él puedo considerarlo como un buen amigo y una buena persona, quien nunca nos ha fallado y siempre ha estado para ambos en todo tipo de ocasión sea buena o mala; pero desde que mi marido fue despedido, ya no han mantenido algún contacto.
— ¿Cómo está Rade? —Pregunta un tanto apenado.
—Bien, no se tomó bien el despido, pero ya encontró un nuevo trabajo —le comento.
—Que bien por él, pensé que no encontraría uno luego de que… —cortó el final de la oración. —En fin, estoy feliz por él.
Le doy una mirada muy cautelosa dándome cuenta que hay algo que está intentando ocultarme, por lo que no quiere ni siquiera mencionarlo, sospecho que puede ser algo sobre el despido de Rade y quizás esta sea una buena ocasión para preguntarle a él sobre lo que sucedió ese día porque hasta el momento, mi querido marido no me ha querido revelar nada ni siquiera le gusta que se lo mencione.
—Marko, puedo preguntarte sobre: ¿por qué despidieron a Rade sin darle una justificación? —Él hace una mueca.
Se da una media vuelta como si alguien lo hubiera tocado en la espalda, pero simplemente, paso su mano por todo su rostro para luego darme una mirada llena de compasión.
— ¿No te dijo la razón? —Niego. —No creo que deba ser yo quien te lo diga. —Ruedo los ojos.
—Vamos Marko, somos amigos… Y Rade no me ha querido decir la verdad, ¿por qué no me lo puedes decir tú? —Suspira.
—Porque… Ay Danika, no es algo fácil y me avergüenza ser yo quien te lo mencione cuando Rade debió de tener los pantalones para decírtelo ya que eres su esposa. —Dice nervioso.
Tiene razón, le daría hasta una estrellita de papel de premio como los profesores se lo dan a sus alumnos cuando contestan bien una pregunta. Rade es quien debió de decirme esto y no él, pero conociéndolo se llevará ese secreto a su tumba porque si ha sido una justificación muy razonable por la que lo despidieron, esto quiere decir que me terminaré por enfadar más de lo que no lo hice cuando me enteré que para olvidar su mal día, se fue a gastar casi su indemnización en el casino.
—Por favor, Marko. —Le suplique.
Se rasco el cabello para volver a darme una mirada, se puso a mi lado y me señaló el camino para proseguir con mi destino, que sin dudarlo sabe que voy a casa. Caminamos juntos mientras que su compañía fue buena y agradable a pesar que seguía sin hacer algún comentario sobre mi pregunta, pero luego de pasar cuatro cuadras, escuche cómo empezó a decir algunas palabras.
—No sé cómo decírtelo, Dani y tampoco tengo idea sobre cómo lo tomaras —trago hondo.
—Solo… Dilo y ya —le insistí.
—Rade hizo una malversación de fondos. —Abrí los ojos en grande.
Dejé de caminar para verlo a los ojos, no sé si asustarme o enojarme, pero sé que esto es un grave problema, ni siquiera es justificable porque es un delito tomar un dinero que ni siquiera te pertenece cuando es parte de la empresa, como posiblemente del gobierno o del banco.
—Lo lamento… —puso una mano en mi hombro.
—Pero, ¿cómo? —Le di una mirada. —Si Rade dijo que la empresa estaba en banca rota —dije angustiada.
—En verdad… Rade fue quien dejo en banca rota la empresa, Danika. —Sentí un nudo en la garganta. —Mes tras mes desaparecía dinero y la auditoria no tenía una explicación sobre la desaparición de cuentas y dinero… Y sabes que Rade como el contador de la empresa, era quien se encargaba de que todo fondo llegara al banco para ser cobrado. —Me cubro la boca con la mano.
Me muerdo el labio y siento como mi corazón empieza a agitarse, esto no es algo bueno, para nada bueno, ¿cómo diablos es que Rade sigue en libertad cuando hacer una malversación de fondos es un crimen? Eso no tiene sentido y más provocar una banca rota en una empresa que se mantenía con el pie derecho cada año.
—Esa es la razón por la que Rade fue despedido pero el jefe no dejará que él se salga con la suya. —Me entran las ganas de llorar.
— ¿Qué quieres decir con eso? —Dije temblando.
—Danika, el jefe le puso una demanda a Rade y sabe que, si no devuelve ese dinero, lo detendrán por cometer un delito grave. —Me apoye en la pared de un local.
¿Por qué? ¿Por qué Rade hizo eso? Ni siquiera tengo idea cómo es que no lo han arrestado si cualquier persona en su santo juicio al saber que le robaron en su empresa, no tardaría en llamar a las autoridades para que lo metan en una cárcel. No sé si aún su jefe tuvo compasión de él o qué, pero sigo diciendo que esto no tiene ningún sentido.
—Dime que eso no es cierto… Por favor. —Mi voz se entrecorta.
—Quisiera decirte que no, pero es verdad. —Cierro los ojos.
Detengo las lágrimas y prefiero marcharme a casa, los detalles bastan por el momento cuando siento como mi propio mundo se va derribando cada vez más con descubrir estos secretos de Rade que no hacen más que ocasionarme daños. Me acaricio mi vientre esperando que al bebé no le esté afectando todo este tipo de noticias que he estado recibiendo, debo de cuidarme y más cuando sé, que una de las causas de tener abortos espontáneos es cuando una mujer recibe muchas emociones fuertes en un solo o más días provocando que eso le afecte al bebé.
— ¿Estás bien? —Marko me toma del hombro.
—Sí… Pediré un Uber… Necesito descansar. —Pongo mi mano sobre mi pecho.
Agarro mi celular mientras empiezo a pedir un Uber para que me lleve a casa, creo que estoy incapacitada para seguir caminando al sentir como mis piernas tiemblan al saber el crimen con el que está involucrado Rade puede costarle su futuro. Por primera vez siento mucho miedo, tanto que no sé a qué grado se puede llegar a vivir con esto.
El Uber llega pronto para ver cómo Marko me abre la puerta para que pueda entrar, me duele la cabeza y de nuevo esas estúpidas náuseas con mareos vuelven a mi cuerpo para fastidiar el control de mi cuerpo; necesito relajarme antes que pueda perder el equilibrio, ya que no quiero tener otro tipo de impacto que pueda ocasionarme un desmayo y termine en un hospital.
—Una última pregunta —le digo antes de entrar al vehículo — ¿Por qué aún no lo han arrestado? —Él suspira.
—Porque el jefe le ha dado la oportunidad de que le entregue ese dinero antes de la fecha límite. Si lo hace, no le pondrá cargos, pero será imposible que él regrese un millón de kunas en cuatro meses y por el tiempo, solo le quedan días antes que el jefe ponga la denuncia. —Explica.
—Gracias, Marko. —Le doy una corta sonrisa.
Me subo al auto recordando que no son ni siquiera mil kunas… Son un millón de kunas, por tanto, será imposible que Rade devuelva ese dinero, aunque sea haya conseguido la mitad cuando ni siquiera su trabajo le provee lo necesario para pagar una parte de ello.
El Uber me deja en frente de mi casa pagándole antes que me baje del vehículo, le doy las gracias al conductor y pronto saco las llaves para entrar a mi hogar, al abrir la puerta siento como mis pies terminan por patear algo, por lo que al ver al suelo, me encuentro con varios recibos de los que solo agarro para luego lanzar las llaves a un lado mientras me abrazo para irme a la sala, en donde me termino por a recostar en uno de los sillones dejando salir un par de lágrimas que pronto las limpió.
Miro los recibos y nos son más que los típicos pagos mensuales de la casa, pero siendo sincera uno llama mi atención al ver que es un recibo de un banco que está a nombre de Rade; sin pensarlo, lo abro para luego empezar a leer la carta que menciona que hace dos semanas mi marido hizo un préstamo por cuatro mil kunas; arrugo el papel y al final antes de poder romperlo, lo dejo a un lado sintiendo como ya todo esto ha rebalsado su límite y más, al no tener alternativas que solucionen esté problema.
Voy a la cocina y me preparo un té para poder calmar ese estrés que me ha provocado miles de dolores de cabeza, pero antes de poder preparármelo, escucho como alguien entra a casa y menciona mi nombre logrando que una furia empiece a llenar mi cuerpo.
Pongo el agua caliente en la taza dejando que el sobrecito del té empiece a mojarse hasta empezar a flotar, lo sumerjo varias veces que la esencia de las hojas verdes le da esa tonalidad al agua; me siento en la mesa cuando Rade aparece en la cocina para darme una mirada, se acerca y antes que sus labios choquen con los míos, giro mi rostro evitando el beso haciendo que se aleje para verme con unos ojos muy sorprendidos.
— ¿Sucede algo? —Tomo aire y evito montar un show.
—Siéntate. —Él lo hace. — ¿Por qué te despidieron de tu trabajo, Rade? —Él pone los ojos en blanco.
—Y vamos de nuevo con ese tema —dice disgustado —, ya te dije que no me dijeron la razón, solo lo hicieron. —Veo cómo se molesta al hablar del mismo asunto.
—Lo sabes muy bien, Rade. No me mientas que estoy cansada que finjas ser un desentendido en todo lo que te pasa. —Enarca la ceja. —Y te lo digo porque todas tus acciones siempre tienen un motivo y una consecuencia. —Se pone tenso.
— ¿A qué te refieres? —Veo cómo se pone en defensa.
—Rade, deja de mentir. ¿Qué te pasaba por la cabeza al robar dinero de tu propio trabajo? —Su sorpresa se reflejó muy bien en su rostro.
No quiero pelear, no quiero gritar y no quiero tener problemas. Estoy cansada de esto y sinceramente ya no sé qué es lo que podré sacar de este matrimonio cuando veo que él no está siendo del todo sincero, añadiendo que está haciendo cosas que lo pueden llevar a la prisión porque no son nada ético y profesional.
—No sé de qué hablas —suspire.
—Rade, ¡hiciste una malversación de fondos! ¡Eso es un delito! Y se paga yendo a la cárcel si encuentran pruebas y testigos de lo que has hecho —le digo mientras se queda callado, dándome cuenta como su silencio responde mis propias dudas. —No puedo con esto, Rade. —Trague hondo ocultando el nudo de emociones. —Pude haberte perdonado la pérdida del dinero en el casino, pero no esté secreto.
Veo como el color de su rostro palideció, no seguiré manteniendo este matrimonio en pie cuando él se ha propuesto en llenarlo de mentiras y secretos, como también, de estafas y delitos que no harán más que está vida se termine de salir de mis manos hasta perder lo que más amo; mi legado y mi herencia deben de permanecer unida, sin decir que si últimamente no necesitaba de Rade, podré sobresalir sola sin comprometerme a que un hombre quiera seguir permaneciendo de esta forma en mi vida bajo engaños y fraudes.
— ¿Qué quieres decir, Danika? —Respiro profundo antes de decir esas palabras.
—Lo siento, Rade. Este matrimonio ya está roto… —Se levantó de la mesa y enarcó la ceja.
—Danika, deja de decir estupideces… —Lo detuve antes que continuará.
—Quiero el divorcio, Rade. —Suelto de una sola vez.
Se queda boca abierto sin poder decir una palabra, simplemente su mirada se va tornando cada vez más fría y temible que tengo miedo de lo que pueda suceder.
— ¿Divorcio? ¿Piensas dejarme? —Se acercó lentamente a mí mientras que empezaba a moverme para alejarme de él. — ¿Eres estúpida? ¿Crees que tú puedes dejarme a mí? Por favor Danika, tú no puedes vivir sin mí. —Soltó una carcajada.
Eso es una gran mentira, no necesito de un hombre a mi lado para seguir adelante con mi vida, quizás fui estúpida en creer que esto podría solucionarse al darle una segunda oportunidad, pero no puedo seguir con esta mentira, me duele desde el fondo de mi corazón saber que mi propio marido robó una gran cantidad de dinero de su empresa para satisfacer sus propios deseos, porque, aunque él no me haya dicho la razón principal, sé que ese dinero fue a parar a un casino. Odio no haber sido tan inteligente para darme cuenta de estas cosas, sin embargo, a veces dicen que este tipo de experiencias son las que te abren los ojos para no volverlas a repetir.
— ¿Piensas que podrás vivir sin mí? Y más ¿con un bebé en tu vientre? —Se burló de mí.
—No seas idiota, Rade. —Me defendí. —Puedo cuidarme de mí y de esté bebé sin tu ayuda —Dije mientras levanto la mirada.
— ¿En serio crees eso? —Se ríe en mi cara.
—Piensa en lo que quieras —dije mascullando —, pero no te quiero más en mi vida —los ojos se me empañan de lágrimas.
— ¿En serio quieres ser una madre soltera? —Dice acercándose a mí. —No bromees, Danika. Ese bebé también es mío. —Dice con posesión.
«No… Esté bebé, no es tuyo»
Inhalo aire y me preparo para confrontarlo en otro tema del cual es mejor darle de una sola vez la noticia para que tenga la idea que el bebé que llevo en mi vientre no es de él, así que está libre de todo cargo del que crea que es su responsabilidad. Porque a partir de ahora, lo único que deseo, es que Rade se aleje de mí y no vuelva a saber nada de él hasta que muera, porque lo que ha hecho, no tiene perdón alguno y no quiero ser yo la que deba de ver cuando se lo lleven a la cárcel por el delito que cometió.
—Quiero preguntarte algo… —Cruza los brazos. — ¿Pusiste muy bien los datos para que me realizaran la inseminación artificial conyugal? —Enarca la ceja.
— ¿Qué mierdas estás diciendo? —Se enfurece.
— ¿Seguro que escribiste que lo que quería era una inseminación artificial conyugal? —Le interrogué.
—Danika, me estás haciendo enojar… ¿Qué significa eso? —Dice entre dientes.
Pongo los ojos en blanco y ya no sé si creerle o seguir su juego de ignorante, porque si los documentos tienen la firma intacta de Rade, pueda ser que él haya tomado la decisión de que me hicieran una inseminación artificial por medio de un donador antes que fuera una conyugal.
— ¿Por qué escribiría algo diferente? —Pregunta. — ¡Yo quiero tener un hijo! —Me grita — ¡¿Por qué crees que escribiría que te hicieran una IAD?! —Me muerdo el labio. — ¡Contesta!
— ¡Porque no me hicieron una IAC! —Abre la boca.
—Repite eso… —Nuevamente comenzó a caminar hacia mí.
—Ayer me dieron la noticia que me hicieron un IAD —Sus ojos casi se salen de su rostro.
—No, no, no… No bromees conmigo en esas cosas Danika. —Cerró sus puños logrando que se volvieran blancos.
Me fui alejando de él al ver que el ambiente ha pasado de ser tenso a tétrico, porque aquella escena en la que me arrastro por toda la cocina para alejarme de mi marido quien está a punto de explotar como una bomba y es capaz de hacer cualquier locura para desquitar su enojo, parece ser una de terror, tanto, que solo me recuerda a la película de “El Resplandor” exactamente en parte en la que Jack Torrance está subiendo las escaleras del lobby mientras que Wendy intenta defenderse con un b**e para que no la ataque.
—No estoy mintiendo, Rade. No soy como tú. —Musite.
— ¿Ese hijo no es mío? Sino que de un imbécil de allá afuera. —Achica los ojos. —Y vienes de inocente a querer culparme de algo que tú pudiste haber tramado —me señala.
—No seas idiota y descarado que tú llenaste los documentos… —Dije molesta.
— ¡Yo no he hecho nada! —Gritó más fuerte.
— ¡Claro que sí! ¡Tú firma está ahí! Ni siquiera se puede decir que es falsificada —Le hice ver la realidad del asunto.
No sé cómo tuve la valentía de decirle en menos de ocho minutos todo lo que me comento la enfermera y de la noticia que me dio la doctora Jukić el día de hoy cuando fui de sorpresa a su clínica. Él debe de saberlo y por supuesto, entender que ahora no hay nada que nos obligue a estar juntos, sí piensa que no podré vivir sin él, está muy equivocado porque sin importar lo que suceda, no tengo miedo a ser una madre soltera, puedo salir adelante y darle a mi bebé la mejor vida sin necesitar una cabeza paternal en su crecimiento.
—Tú nunca quisiste tener un hijo mío. Esto es tu culpa cuando hace meses me rechazabas, ya ni siquiera me besas, me abrazas, no hay caricias, ni el sexo es bueno… ¡Esto lo hiciste tú! —Me acusó.
— ¡¿Yo?! ¿Cómo te atreves a decir eso? ¿Cuándo te he importado en los últimos meses? ¡Solo pensabas en ti! —Le recrimine. — ¡Eres un maldito egocentrista! ¡Todos los días era sexo! ¡Sexo y más sexo! Y lo peor es que ya ni era placentero y… —Me sostuve de la mesa.
«Y simplemente empecé a sentirme sucia y usada»
Pero ¿por qué demonios nunca lo detuve? Quizás por el hecho que ya estaba harta de todo y lo único que deseaba era buscar si aún quedaba ese amor que se fue perdiendo en cada año que él ya no me demostraba el mismo afecto para empezar a verme como un objeto sexual antes que una mujer y su esposa.
—Eres una perra…
Ni siquiera moví un dedo cuando llegó hasta mí para levantarme la mano y casi golpearme el rostro, lo vi con un rostro lleno de firmeza y fortaleza a pesar que por dentro me estuviera derrumbando del miedo, protegí mi vientre porque él puede tomar la ventaja más vulnerable del momento y ese es el bebé. No tendrá compasión por mi hijo cuando no tiene ni una pizca de su sangre; mantengo la cabeza en alto mientras lo veo a los ojos sin derramar una lágrima y tomando la suficiente fuerza para sacarlo de este lugar, soy la dueña de mi vida, de mi destino y de mis decisiones… Él solo es más que un hombre vacío y débil por dentro, no dejare que su oscuridad se adentre a mi cuerpo y me consuma, porque ahora tengo que luchar por alguien que es más importante que cualquier cosa.
—Hazlo… Ponme un dedo encima y te juro que soy capaz de que pagues tus consecuencias. —Dije mascullando.
Su respiración se volvió agitada que su pecho no hacía más que llenarse de aire mientras subía y bajaba con el fin de poder retener todo aquel odio que ya invadía cada parte de su cuerpo. Sé que quiere hacerme daño y sé muy bien el peligro que corro al retarlo con aquellas palabras; si es tan hombre como lo hace saber, solo huirá de esto, sino es probable que intente buscar una salida para desligarse de este bebé que ha llegado en un mal momento y no sé cómo ha sido tan fuerte para sobrellevar todas mis emociones.
Me dio una mirada de arriba hacia abajo para luego pasar a mi lado, logrando que la puerta dejara ir un enorme ruido que me hizo saber que se ha marchado sin llevarse nada consigo mismo. Es buen momento para aprovechar en cambiar la cerradura y empacar su ropa para que venga por ella pronto, porque a partir de este momento, Rade está fuera de mi vida.
(…)
— ¿En serio? A mí me dijo que todo el proyecto estaba fatal y que es la peor propuesta que le he dado en todos estos años… —Reclamó Vladimir.
—Por lo menos no fue tan duro contigo, a mí me dijo que cotizara muy bien todo el plan anual de higiene y seguridad, porque había analizado muy bien algunos aspectos y se había dado cuenta que estoy haciendo gastos innecesarios —murmuró molesto, Fabijan —, me enojo más cuando me dijo que volviera a planificar muy bien ese proyecto que parecía ser de un inexperto universitario. —Criticó.
—Ni siquiera dejó que le explicara mi análisis de marketing porque me culpo que había muchas bajas en la última vez y que el dichoso comercial no había funcionado logrando ser una pérdida de tiempo como gasto de dinero. —Comentó Alen decepcionado.
Mis amigos del trabajo no hacen más que hablar sobre su mal día que han tenido con el señor Thalassinos luego de que cada uno fuera llamado por él para tener una reunión privada sobre su trabajo, en donde por lo que sé, solo falta el gerente administrativo y yo para escuchar sus reclamos y excusas para arruinar nuestro día después que el suyo empezara con un pie izquierdo desde la mañana, quien el primero en haber sufrido sus regaños como si fueran de un profesor hacia su alumno fue Alen, quien se ve totalmente deprimido.
—Esperemos que él no te trate así, Danika. —Dice Fabijan. —Sería horrible que se la desquitara también contigo. —Hice una mueca.
La verdad es que me tiene sin cuidados lo que el jefe tenga que decirme cuando mi humor no ha sido tampoco muy bueno en las últimas dos semanas desde que Rade huyo de mi casa y no ha dado una señal de vida, aunque es probable que esté por ahí jugando a las cartas con esos sus amigos que solo le han traído una mala influencia.
— ¿Estás bien? —Todos nos levantamos al ver que la hora del almuerzo ha terminado.
—Sí, sólo estoy un poco cansada… —Dije acompañándolos hacia el ascensor.
—Sabes que tienes nuestro apoyo. —Alen puso su mano en mi hombro.
Le muestro una pequeña sonrisa de agradecimiento a pesar que no es momento de comentarle a alguien sobre mis malos días que no han hecho más que pensar en el divorcio, en Rade y en el bebé. Sin embargo, desde que él no ha aparecido solo me ha ocasionado más dudas sobre su presunta desaparición, esperando que no se haya metido en problemas que puedan entrometerme a mí al ser aún su esposa.
—Señorita Blažević, el señor Thalassinos necesita verla en su oficina ahora. —Dice Jasenka.
Mis compañeros de trabajo se dan una mirada entre sí para luego darme una pequeña sonrisa de ánimos para que el jefe no se vaya a sobrepasar conmigo en querer hacerme ver como una inútil en mi labor cuando el equipo de logística tuvo ciertas problemáticas en meses anteriores.
—Voy. —La sigo a ella.
Tener que cubrir mi embarazo y seguir adelante con mi vida cotidiana ha sido un total desastre, mis emociones y sentimientos aún no se han recompuesto luego de la noticia que descubrí de Rade; a pesar que he querido olvidarlo, las cosas no han sido sencillas y más cuando he hecho lo posible para borrar todo rastro de mi pronto ex marido de mi hogar, porque siento que empezar a olvidarlo es la mejor opción sin tener que seguir pensando que ahora mismo a unos metros de mí tendré a mi jefe quien no sabe que estoy esperando un bebé suyo.
La secretaria me hace una señal para que entre en la oficina de mi jefe mientras contesta una llamada importante pero apenas abro la puerta cuando unos gritos y protestas son las que escucho, dejándome ver que él no está solo, sino que alguien lo está acompañando mientras intenta calmarlo con suaves y pasivas palabras que nada más lo encolerizan.
— ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Te dije que sacaras de esa maldita clínica mi esperma! ¡Te lo repetí millones de veces y te lo recordé durante los últimos seis años! Y mira la sorpresa que me he llevado —la sangre se me congela al escuchar aquello.
Pero ya es tarde para marcharme cuando entro de forma desprevenida y Cassandra no deja de verme con unos enormes ojos que casi pude verla desfallecer en aquel instante, pero su hermano quien se mantiene de espaldas aún no se ha dado cuenta que estoy presente mientras deja salir otras palabras que no hacen más que hacerme sentir temor con aquel tono de voz.
— ¡Maldita sea! Esto es un error… ¡Yo no quería que esto sucediera y la desgracia llegó! —Seguía gritando. —Si no me hubieran llamado, capaz que nunca me termino por enterar y tú cómo mi hermana debías de haberlo evitado, pero hiciste lo que querías… —Trague hondo.
—Demian… —Cassandra intentó detenerlo.
—Ahora una desconocida está embarazada de mí… —Refunfuñó.
—Demian… —Ella volvió a llamarlo.
—Dime ¡¿quién es esa mujer para…?! —Se detuvo en el momento en que se dio la vuelta y me vio.
Cassandra le dio una mirada a Demian, mientras que Demian me la daba a mí y yo la terminaba con Cassandra… Este no es mi día y más al ver como todo de nuevo empieza a verse oscuro cuando mi propio jefe se da cuenta que su hermana y yo nos hemos puesto tensas e incómodas, sin añadir del pánico que podemos tener a que descubra la verdad.
—Le pediré de buena forma que se retire señorita Blažević. —Él se intenta controlar.
Me doy media vuelta intentando huir del problema antes que se descubra la verdad, pero antes que suceda, alguien me detiene y sé que se trata de Cassandra cuando su mano toma mi brazo.
—No… Es mejor que sepas la verdad Demian. —Me di la vuelta y le di una mirada temerosa a ella.
—No por favor, no me hagas esto —le susurre muy bajo.
— ¿Qué quieres decir Cassandra? —Demian se irritó al ver que su hermana me detuvo.
—Querías saber quién es la mujer que lleva a tu hijo en su vientre… —Demian la interrumpe.
—No es mi hijo… —Mi piel se eriza con sus palabras.
Me da una breve miranda sospechando lo que trata de decirme su hermana, lo piensa en un corto tiempo que se sorprende en creer en lo imposible pero quizás llega a una conclusión lógica al ver que su hermana me ha detenido y ha dicho aquella frase que él mismo interrumpió.
—No… Esto no puede ser posible… —Muerdo mi labio. —Dígame que usted no es esa mujer.
¿Servirá de algo que me niegue a la verdad? Creo que no cuando él tiene el poder y el dinero de conseguir el nombre y el apellido de la mujer que se hizo una inseminación artificial con su esperma. Además, si su hermana me detuvo, es porque también es capaz de sacarle la verdad cueste lo que cueste, por tanto, no creo tener mucha escapatoria.
—Sí, señor… Soy esa mujer que está esperando un bebé suyo… —Su mandíbula pudo haberse caído al suelo si no la tuviera pegada a su rostro con aquella sorpresa.
Sacude su cabeza como intentando olvidar aquellas palabras, pero le es imposible cuando se da cuenta que no me retracto y más al ver que lo dije con un tono de seguridad, pero con miedo.
—Repítelo otra vez, que no estoy comprendiendo absolutamente nada.
Tomo suficiente aire para darle primero una mirada a su hermana y luego a él, siento como los mareos empiezan a aparecer, como también, mi sangre se vuelve fría al ver su rostro lleno de furia e ira.
No es mi culpa, es lo primero que aparece en mi cabeza. Sin añadir que esto ha sido un error no de mi parte, aunque quizás pueda que sí, al haber tomado una decisión tan descabellada en querer hacerme una inseminación artificial.
— ¡Dilo! —suspiro al escuchar su grito.
—Jefe, tendré un hijo suyo.