"Anderson"
Estaba tan orgulloso de mi fierecita que ni siquiera podía explicarlo. Le había ido muy bien en el examen y les dio una lección muy bien dada a esas tres abusivas. Tenía la certeza de que nadie en esa escuela nunca más se metería con ella. Y me encantó verla tan segura, tan consciente del poder que tenía, tan confiada en quien era.
—Hice las cosas bien, ¿no, Anderson? —Preguntó en el auto, cuando ya estábamos casi llegando a su casa.
—¡Fuiste maravillosa, mi fierecita linda! —Le sonreí, tomé su mano y la llevé hasta los labios, dándole un beso en el dorso.
—¡Creo que hasta merecería una recompensa! —Era imposible, ya estaba comiendo por los lados, intentando sacarme algo.
—¡Hasta la mereces! ¡Pero no la necesitas! —Bromeé y ella hizo un pucherito lindo y empecé a reír.
Estábamos en la calle de atrás de su edificio y algo del lado de afuera llamó su atención, al punto de que se volteó para mirar.
—¿Qué pasó? —Pregunté.
—Nada, solo creí haber visto algo, pero fue solo