"Hana"
Rafael se quedó sentado cerca de mí hasta el final de mi jornada. Después de que conversamos llamó a Rubens y le contó todo lo que había pasado. Rubens se puso muy tenso y empezó a insistirle en que él también necesitaba un guardaespaldas, pero Rafael era un terco.
—Jefe, mi morena anda contigo para arriba y para abajo, fue una suerte que estuviera con Rai hoy. Y ahora estás con la mano lastimada, necesitas un guardaespaldas. —Rubens estaba insistiendo otra vez.
—Tienes razón. Rubens, destaca a alguien del equipo para hacer la seguridad de Rubia. —Rafael pidió y Rubens rió.
—¡Ni soñando! Conozco bien a ese grupo que trabaja para ti y solo confiaría a mi morena a ti o al lindito. —Rubens admitió y Rafael rió.
—¡Qué celoso! —Rafael se burló de él—. Entonces combino con ella para salir solo con el lindito.
—Pero ¿y tú, psicogato? —Pregunté preocupada.
—Ya peleé más quebrado que esto, mi loca. Y tampoco ando por ahí. —Argumentó.
—Pero sales a correr todas las mañanas. —Recla