"Rafael"
Rubens y Rubia volvieron muy alegres de la consulta, trayendo refrigerios y cafés de la cafetería del hospital y me quedé curioso, porque Hana enseguida quiso saber cómo había sido la consulta de Rubia.
—¡Ay, Nana, tenías razón, el Dr. Molina es el máximo! —Rubia empezó a hablar, pero el teléfono de Hana sonó sobre la mesa, al mismo tiempo que un guardia de seguridad se acercó a Rubens para susurrar algo.
Hana le pidió un momento a Rubia y atendió el teléfono. Escuchó lo que estaban diciendo y, al final, parecía estar imitando la expresión de Rubens, que miraba al otro guardia muy serio. No sabía en cuál de los dos debería prestar atención. Y Hana colgó el teléfono en el mismo momento en que el otro guardia se alejó.
—Muy bien, ¿cuál de los dos habla primero? —Pregunté, pero los ojos de Rubens estaban sobre Hana.
—¿Quién te llamó, pequeña? —Rubens preguntó pareciendo muy preocupado.
—¡Curioso! Fue la secretaria de la UTI. Un médico mandó a llamarme, dijo que Frederico se está