"Reinaldo Martínez"
¡Estaba llegando la hora! En menos de un mes estaría fuera de esa jaula, disfrutando la vida en una playa paradisíaca mientras seguía cuidando los contactos de la organización y ganando mi dinero. Era todo lo que quería, esa estupidez de venganza que Kruger seguía repitiendo no me importaba, yo quería una buena vida y dinero, lejos de ese infierno. Mi fuga ya estaba armada, la mía y la del jefe, por la puerta del frente.
Por cierto, esa fuga ya debería haber sucedido, pero Kruger, con esa conversación de venganza, le estaba metiendo ideas al jefe y ahora se había echado para atrás y decidido cazar al delegado de nuevo. ¡No sé para qué! ¡Yo lo que quería era que ese delegado olvidara mi existencia!
—Sugar Daddy, ven acá. —El director apareció en la puerta de mi celda, lo que era inusual.
No me estaba gustando aquello. La cagada que dio el planito de Kruger el viernes por la noche me había dejado preocupado y ya era lunes y no había logrado hablar con los dos idio