"Rafael"
Mi tiempo con Hana fue interrumpido por golpes insistentes en la puerta, celular y timbre sonando, un verdadero infierno y claro que fue provocado por Raíssa y Rubia, que estaban riendo como locas cuando abrí la puerta.
— ¿Los novios de ustedes no pueden mantenerlas ocupadas? — pregunté y entraron riendo.
— Muy ocupadas, Rafa, ¡pero ya debe ser hora de que tu hija llegue! — habló Rubia y sonreí para ella.
— ¡Mi hija puede ir al apartamento de su mamá o a la casa del nuevo tío! — bromeé.
— ¡Ah, pero va a venir a la casa de su papá, estoy segura! — bromeó Raíssa. — ¡Y gracias por mostrarme que las paredes son tan finas de forma tan didáctica!
— Ah, ni reclames, porque hoy tuvimos que mantener a Giovana en la sala todo el día. — advertí. — ¡Quédense cómodas, voy a tomar una ducha!
— ¡No hagas mucho ruido, Giovana debe estar llegando! — gritó Rubia para mí mientras ya desaparecía por el pasillo.
Ya era hora de cenar cuando Giovana y Anderson entraron a casa muy sonrientes