"Jennifer"
Finalmente había conseguido un idiota para hacer mi trabajo aquí en la farmacéutica. No era tan brillante ni tan guapo como Fernando, pero hacía el trabajo por mí. El problema es que perdí días encerrada aquí en la oficina poniéndole las cuerdas a mi títere, pero ahora que ya sabía qué tenía que hacer y cómo tenía que hacerlo, podría volver a distraerme.
—¡Jennifer! —Mi tío entró a mi oficina y no parecía muy amigable.
—¿Sí, tiíto? —Traté de parecer bien dócil, pero ya estaba cansada de sus gritos y órdenes.
—¿Puedo saber por qué no has ido a visitar a Fernando? ¡Parece que no entiendes lo importante que es que te cases con ese bobo! —exigió y lo encaré. ¿Qué esperaba que hiciera? Molina prácticamente me había prohibido ir al hospital.
—Tiíto, el doctor Molina, él... —ni pude terminar de hablar.
—Sé lo que exigió Molina, pero ¿desde cuándo eso es impedimento? ¡Piensa, sobrina! ¡Usa esa cabecita linda como algo más que un bonito adorno! —me encaró.
—Tiíto, no sé qué pu