"Melissa"
Nando parecía haberse esforzado para disculparse, pero la verdad es que ni siquiera necesitaba haber hecho nada, solo por haber notado que necesitaba disculparse ya era un gran paso y me puse feliz de que se diera cuenta de que hirió mis sentimientos. Pero también me encantó la idea del viaje, sería bueno tener un tiempo solo nuestro.
Pero lo mejor de todo siempre eran sus besos, siempre tan buenos, llenos de cariño, me encantaba la forma como me besaba, como era gentil en sus caricias, y me encantaba como se ponía la piel de gallina cuando yo tocaba su piel, declarando mi intención. Y todo estaba muy bien, hasta que el maldito celular sonó y esa voz de una cualquiera sonó con tanta intimidad. Lo empujé y se estrelló en el suelo, haciendo un ruido tremendo.
—¿Nandito? ¿Qué ruido fue ese? —La voz femenina se pronunció otra vez.
—Anda, Fernando, explícale a tu amiguita qué ruido fue ese. ¿O quieres que yo misma le explique? —Me levanté y crucé los brazos, viendo su desesper