"Hana"
Fernando había mandado un mensaje preguntando dónde íbamos a almorzar, no quería responder, pero me convenció, diciendo que él y los amigos querían sorprender a las chicas, que las extrañaban, y cuando habló de amor de la vida me convenció y conté dónde almorzaríamos. Solo esperaba que a Melissa le gustara la sorpresa y no se molestara conmigo.
¿Pero qué pasó? ¡Fui engañada! ¿Y quién apareció? ¡El psicópata! Casi me desmayo cuando sentí esos brazos fuertes en mi cintura, el pecho caliente contra mi espalda y la boca cobardemente deliciosa en la piel de mi rostro. ¿Qué estaba haciendo este hombre aquí? Hui de él todo el domingo. Por más delicioso que hubiera sido no estaba dispuesta a arriesgar mi cuello más, Melissa ya estaba segura y no quería otra relación problemática que acabara conmigo.
—¡Virgen santísima de la periquita despeinada! —murmuró Adele a mi lado, dejándome aún más desesperada. ¿Qué haría ahora? ¿Cómo saldría de esta?
—Entonces, mi loca, ¿qué va a ser? ¿Pido