"Leonel"
Ah, pero me estaba divirtiendo tanto con Irina. ¡Esa puta descarada! Pero la zorra todavía tenía fuerzas para salir a encontrarse con el amante. Necesitaba pensar en unos jueguitos más divertidos que apagaran de una vez el fuego en el trasero de esa perra.
Miré el reloj en mi muñeca y sabía que ya casi era la hora de que la meretriz tratara de salir y me estaba encantando nuestro jueguito del gato y el ratón, cada día la dejaba llegar un poquito más lejos y entonces aparecía y la hacía volver. Sí, hasta este tiempo lejos de la empresa estaba siendo muy divertido.
—Señor, el señor Eustaquio está aquí y desea verlo —apareció la ama de llaves. Pero era pésima hora para que Eustaquio estuviera por aquí, no podía perder de vista a Irina.
—Que pase —bufé. Era mejor atenderlo de una vez.
Cuando entró cerré la puerta, pero no perdí tiempo con cortesías.
—Habla ya, tengo prisa —lo apuré.
—Usted mandó vigilar a la señorita Anabel. Está viviendo en el ático de un edificio de altís