"Anabel"
Desperté sintiéndome llena de energía y dominada por una sensación de felicidad que nunca había sentido antes, como si estuviera completa. Era mañana de sábado y Rick se quedaría en casa conmigo y eso me ponía especialmente animada. Pero no estaba a mi lado y sentí ese frio que la ausencia de su cuerpo junto al mío siempre dejaba.
—¿Ya despertaste, chica bonita? —Entró al cuarto cargando una bandeja enorme con el desayuno y me sorprendí con su gesto.
Se acercó, puso la bandeja sobre la cama y se arrodilló para darme un beso. No me cansaba de admirarlo, era tan hermoso y tan gentil, y me dejaba con las piernas temblorosas solo por mirarme de esa manera.
—¡Buenos días, corazón! ¡Robaste mi idea! —Bromeé y se rió.
—¡Sí, la robé! Hoy es mi día de consentirte. —Me dio otro beso. —Empezando por el desayuno.
—Mira, me puedo acostumbrar a esto y no querer volver a casa. —Estaba bromeando con él, pero sus ojos me penetraron.
—No me voy a quejar de eso. —Habló naturalmente mientr