"Lisandra"
Patricio y yo pasamos la noche abrazaditos. Era muy bueno estar con él y despertar con su cuerpo caliente pegado al mío. Pero mientras mis dedos tocaban ligeramente su piel, tenía la cabeza llena de pensamientos, pensaba en las muchas cosas que me había dicho a lo largo de la última semana, especialmente en lo que dijo sobre haber pensado en pedirme de novia cuando era más joven y en cómo decía que me quería y no me iba a soltar más mientras hacía el amor conmigo. Eso me hacía pensar que tal vez ya estuviera un poquito enamorado de mí y aún no se hubiera dado cuenta.
—¡Esos dedos son mágicos! —Escuché su voz sexy de quien acababa de despertar y sonreí cuando se volteó sobre mí—. ¡Buenos días, mi dulce!
—¡Buenos días, cariño! —Pasé la mano por su rostro y miré bien en el fondo de sus ojos.
—¿Qué buscas? —Lo miré sin entender su pregunta y él explicó—. Estás buscando algo en mis ojos.
—¿Cómo me conoces tan bien? —Pregunté confundida, pues fui atrapada en mi inspección.
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