"Lisandra"
Estaba encantada con ese lugar que Patricio compró para nosotros dos, pero estaba aún más encantada por el hombre frente a mí. Me cargó al cuarto en sus brazos y después de un beso que me robó los sentidos, se dedicó a quitarme el vestido. Parecía realmente querer mucho hacer eso. Me dio la vuelta y con gentileza y cuidado desató el lazo del corpiño y comenzó a jalar las cintas.
—Sabes, mi dulce, perdí la cuenta de cuántas veces soñé contigo en ese vestido —habló bajo en mi oído—. Era perturbador. Soñaba con ese primer beso y despertaba inquieto y molesto. Eras demasiado joven y no podía quererte tanto. Pero ahora...
Lentamente comenzó a jalar las faldas del vestido, deslizando sus dedos en mis muslos y haciendo que un escalofrío de anticipación corriera por todo mi cuerpo. Juntó toda la tela de las faldas alrededor de mi cintura y se agachó para morder ligeramente el lóbulo de mi oreja. Cada acción suya, cada palabra dicha, el tono de voz, todo era seductor e irresistibl