"Lisandra"
El fin de semana en el haras fueron los últimos días de paz y tranquilidad antes de la boda. La semana transcurrió agitada, con miles de preparativos y la familia volviéndome loca. Ya estaba en el punto en que solo pensaba en casarme pronto para que toda esta locura pasara o que tal vez deberíamos escaparnos y casarnos en secreto en cualquier registro civil, solo Patricio y yo.
Melissa se puso eufórica cuando le envié la foto del lugar donde quería casarme y le hablé sobre mi idea. Le pareció el lugar perfecto y ya estaba llena de planes. Era audaz y me gustó lo que sugirió, y juntas planeamos algo que hasta me dio miedo no poder realizar en cinco días, pues ese era el plazo que tendríamos. Pero Melissa ni se inmutó, estaba segura de que todo saldría perfecto.
Pero, de todo, lo que más me puso nerviosa fue el vestido. Había elegido un modelo en tul y satén, todo cubierto de lentejuelas brillantes, con tirantes finos y escote cuadrado. La falda era pomposa y exuberante, vo