"Flávio"
Manu estaba llena de energía esa mañana. Cuando llegué a la cocina ya me estaba esperando con la mesa puesta para el desayuno. Era bueno verla así, ligera y despreocupada.
—¿Y qué quieres hacer hoy, Enana? —Pregunté ya pensando en aprovechar el día soleado con mi Manu.
—Para empezar, quiero leer la nota que mi amigo me entregó ayer y el comisario confiscó. —Manu habló mientras untaba mermelada en la tostada y no sabía si hablaba en serio o se divertía a mis costillas.
—¿Qué nota? —Me hice el desentendido.
—Flávio, ¿vamos a tener que hablar otra vez sobre confianza? —Manu me miró y ahora sabía que hablaba en serio.
Suspiré y me levanté, fui hasta el sofá en la sala y saqué la nota del bolsillo de mi saco, que quedó olvidado ahí la noche anterior después de que lo solté para cargar a mi enana. La noche había sido muy buena. Volví a la mesa y le entregué la nota a Manu.
—¡Muy bien! ¿Dolió? —Manu era imposible.
—Sí dolió, dolió mucho ver a un mocoso coqueteando con mi novi