"Manuela"
Me alejé un poco, dándole espacio para que hablara con su hija, y me senté en la silla del rincón del consultorio. Hizo una llamada que no fue contestada, hizo la segunda y no fue contestada, sus ojos estaban llorosos y tristes, entonces hizo la tercera llamada.
—¡Hola, querido! Sí, perdóname, pero necesitaba venir. No es por eso que llamé. Fui atropellada por una bicicleta... no, estoy bien, pero una chica muy linda me ayudó e insistió en que viniera al hospital, porque estaba mareada. Sí, otra vez. No, estoy bien, el médico sugirió que puede ser una laberintitis. Pero voy a hacerme algunos exámenes y el médico pidió que avisara a un familiar. No, no me contestaron, pero mi ángel de la guarda está aquí y dijo que no me va a dejar sola —me sonrió con gratitud—. ¿Puedes venir? Claro, espero que me llames. En el hospital de Molina. Sí, se lo digo. Te amo —colgó el teléfono y suspiró—. Mis hijos no me contestaron, hablé con mi esposo, pero está en nuestra ciudad, va a venir, s