"Manuela"
No tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde que me metieron en ese vehículo, solo sabía que ya no podía llorar más y que todo mi cuerpo estaba entumecido.
—¿Pero qué es eso? —Escuché que el hombre que manejaba preguntó e intenté levantarme.
—¡Quietecita ahí, bonita! —El que estaba sentado en el asiento del copiloto me apuntó con un arma y me quedé quieta.
—No voy a parar aquí, yo conozco a ese de allá. —El conductor habló de nuevo. —Voy a llamar al patrón. —Tomó el celular y marcó. —Patrón, todo bien, ya estamos en la ciudad, pero no va a ser posible dejar a la señorita en la casa de la doña. El hermano de ella está ahí afuera. —Escuchó por un momento. —No, el otro. Exacto. —Escuchó de nuevo. —Está bien, patrón.
Colgó el teléfono y miró al otro, pero no dijo nada. Yo estaba angustiada. Si dijo que estaba en la ciudad, solo puede ser en mi ciudad. ¿Pero de cuál hermano habló? Necesitaba escapar, ¿pero cómo? ¿Flavio ya se habría dado cuenta de que no estaba? ¿Vendría