“Flavio”
La noche fue divertida, pero tenía la cabeza llena con todo lo que pasó la semana pasada y eso no pasó desapercibido para la bajita.
—¿Qué está molestando tanto a mi delegado? — Manu preguntó después de cerrar la puerta del cuarto y empujarme hacia el sillón.
—Lisandra y Ricardo. — Suspiré dando la excusa más deshilachada del mundo.
—Ellos son solo amigos. Y no es posible que realmente estés preocupado por eso. — Manu se sentó en mi regazo y me miró a los ojos.
—No se despegan, bajita, Rick se está divorciando, no quiero a Lisandra llorando por los rincones por culpa de una desilusión. — Expliqué.
—Flavio, deja que tu hermana viva su vida. ¿O piensas seguir controlándola como lo hacía tu madre? — Manu fue certera, veía la situación de forma muy objetiva.
—Sí, tienes razón. — Pasé la mano por su rostro delicado y ella cerró los ojos. — ¿Estás cansada?
—No, todavía tengo una cosa que hacer hoy. — La miré curioso.
—¿Y qué sería?
—Quédate quieto ahí. — Manu me miró como