"Samantha"
Después de un baño revitalizante, ya me sentía mucho mejor y más animada. Cuando me senté a la mesa para desayunar, sentí mi estómago quejarse de hambre. Desayunamos riendo y conversando sobre cosas cotidianas, con Enzo alimentando a Canela a escondidas debajo de la mesa con pequeños trozos de todo, como si no estuviéramos viendo.
Había pasado por algo horrible la noche anterior, pero estar allí rodeada por esos tres desdoblándose en atención y cariño y esforzándose para hacerme reír era un bálsamo para mi casi tragedia. Era muy bueno tenerlos cerca y mejoraba mucho mi estado de ánimo.
—Sami, ¿qué te parece almorzar en el club? ¿Solo nosotros cuatro? —Heitor sugirió y me gustó la idea.
—¿En el Club Social? —Pregunté.
—No, en el club deportivo. El restaurante de allí es excelente y tiene un área verde integrada, creo que puede ser agradable. —Heitor insistió.
—También lo creo. Sí, vamos. —Estuve de acuerdo.
A los niños también les gustó la idea y sería algo diferente d