Estaba sentada junto a mi madre cuando Patricio entró. Nos contó todo lo que había sucedido, de la llamada de esa loca, y cuanto más hablaba, más lloraba yo. Después de que se fue, doña Inés, la madre de Meli, le contó a mi madre quién era Ana Carolina y Virginia informó a las dos sobre lo que estaba sucediendo. Era demasiada información.
Mi celular sonó y contesté de prisa. Reconocí la voz de Denis del otro lado diciendo:
— No digas nada. Si hay alguien cerca de ti, sal y solo cuando estés sola avísame.
Bajé el teléfono y me fui alejando de la oficina. Cuando llegué a la puerta Melissa me llamó.
— Cata, ¿qué pasa?
— Voy a ver a Alessandro, Meli, quiero estar un rato con él. —dije y salí de la oficina.
Cuando llegué al pasillo entre los ascensores y la sala de reuniones volví a hablar.
— ¿Dónde está mi hijo? ¿Por qué hiciste esto?
— Calma, gatita. Tu hijo está bien todavía, pero vamos a facilitar las cosas, porque tu amante no va a aceptar las condiciones. Entonces, harás todo