"Alessandro"
De repente, esa cotorra insoportable de Ana Carolina, que vio toda la escena frente a nosotros, empezó a hablar casi gritando:
—¿Qué estás haciendo, mujerzuela ofrecida? Suelta a Ale, aprovechada.
Sin soltar la cintura de mi asistente, le susurré al oído muy bajito:
—No te atrevas a alejarte—Claro que ella había sentido mi erección, pero no necesitábamos que nadie más allí lo notara. Miré a la cotorra y con cara de querer matarla le ordené:
—Baja tu tono de voz, Ana Carolina, y discúlpate con la Srta. Catarina inmediatamente.
—¡Qué es esto, Ale! Solo estoy poniendo a esta cualquiera en su lugar. Está coqueteando contigo descaradamente. Además, se paró frente a la puerta impidiéndome entrar a verte, diciendo que tengo que ser anunciada. Esto es un absurdo, ¿desde cuándo necesito ser anunciada? Dile quién soy y ponla en su lugar. Tienes que reprenderla, Ale, hasta creo que deberías despedirla—Ana Carolina habló con los ojos chispeando de odio.
—Ana Carolina, discúlpate con l