UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 37. Ni obligación ni culpa
UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 37. Ni obligación ni culpa
Y aquello sí era nerviosismo en toda su expresión. Ivan caminaba de un lado a otro de la salita de espera, hablando consigo mismo mientras Jackson y Maggie lo miraban desde uno de los consultorios.
—Si fuera perro ya se estaría mordiendo la cola —susurró Jackson—. Mientras lo operabas en una camilla oxidada en el sótano donde los secuestraron, ¿pensaste alguna vez que verías a un mafioso con ansiedad declaratoria?
—¿Eh? —Maggie lo miró como si le hablara en chino.
—Pues es obvio que se le va a declarar a Sari y le pedirá su mano y el resto de su cuerpito para toda la vida —replicó Jackson—, para eso es el anillo.
—¿Le compró un anillo? ¿Y por qué no se lo ha dado todavía? —protestó Maggie—. ¡Joder, ¿que siempre tengo que meter mis manos en el asunto?!
Rebuscó en su escritorio y salió hacia la salita con una botella de agua.
—Tómate esto —le dijo a Ivan entregándole una pastilla—. Vamos, tómatela.
—¿Y por qué es azul? —preguntó