CAPÍTULO 70. De una evidencia segura a una acción necesaria
CAPÍTULO 70. De una evidencia segura a una acción necesaria
—¡Esto es un abuso! ¡No pueden hacerme esto! —gritó Marcia Ward con la voz aguda, casi chillona, mientras forcejeaba inútilmente con uno de los oficiales.
La escena en la habitación de Maggie era surrealista. Una enfermera a la que habían despedido estaba siendo esposada justo en la puerta. Tenía la bata torcida, el cabello desordenado, y una expresión que iba mutando entre incredulidad y rabia, porque no había logrado lo que quería: ¡matarla!
—¡Van a arrepentirse! ¡Esto es una trampa! ¡Una trampa! —chilló mientras la sacaban al pasillo.
Pero nadie pareció conmoverse. Justo en ese momento, para acabar de completar el cuadro, llegaron dos hombres vestidos con chaquetas del departamento forense. Uno de ellos, con guantes puestos y cara de quien ya lo había visto todo en esta vida, se acercó a la cama de Maggie.
—Estoy tomando como evidencia el suero y la jeringa —declaró sin rodeos mientras recogía todo con una meticulosidad im