"Flávio"
El apartamento de Manu reflejaba a la perfección su personalidad. Todo era delicado y femenino, y aunque parecía muy práctico, también era muy organizado, acogedor y cómodo. Curiosamente, me sentía fuera de lugar, como una pieza fuera de lugar.
"Ponte cómoda. ¿Quieres algo de beber?" Manu parecía más tranquila allí, en su espacio.
"No, Chiquita. Ven aquí". La agarré de la mano y la jalé para que se sentara a mi lado.
No quería parecer grosero, así que intenté ordenar mis pensamientos y calmar la voz. Manu se sentó delicadamente a mi lado, con las piernas cruzadas sobre el sofá y mirándome.
"¿De qué quieres hablar, Flávio?", preguntó con ansiedad.
"De expectativas". Hablé, teniendo un punto de partida. "Manu, soy un hombre de treinta y cinco años, con experiencia y experiencia, que sabe lo que quiere. Por lo que tengo entendido, tú tienes dieciocho, y obviamente no tanta experiencia". "Cumpliré diecinueve el mes que viene." Resopló, y me hizo gracia, como si importara mucho si