“Samantha”
Al abrir la puerta del dormitorio y tumbarme en el suelo, me quedé impresionada. Las pocas lámparas proyectaban una luz tenue sobre la habitación, creando una atmósfera romántica. Había chocolates y bombones por todas partes. Sobre la cama había una enorme cesta de bombones surtidos. Enmarcados en las paredes, había pósteres con diseños gráficos, cada uno con una declaración de amor diferente. Corazones de papel estaban esparcidos por todas partes.
Heitor cogió la cesta de bombones de la cama y la colocó en la mesita de noche. Sacó un bombón de la cesta y se acercó a mí al abrirla. Me lo puso en la boca y le di un mordisco. Era un bombón de licor, y al morderlo, el licor me resbaló por la comisura de los labios. Heitor se acercó, lamió y chupó el punto donde había goteado el licor, y luego se llevó el resto del bombón a la boca.
Me estaba seduciendo. Empezó a desabrocharse la camisa y se desnudó lentamente, permitiéndome admirarlo y desearlo. No me permitió quitarme la ropa