“Samantha”
No tenía ni idea de adónde me llevaría Heitor, y él no me dio ninguna pista. Pero la forma en que me llevó parecía tener algo que ver con la playa. Porto Paraíso es una ciudad costera, y me encanta la playa y tomar el sol, así que cuando me dijo que llevara un bikini, me emocioné muchísimo.
Heitor mantuvo la conversación ligera y puso música animada. Durante nuestro viaje de casi media hora, me preguntó sobre mi semana y qué me parecía mi nuevo trabajo. Mostró interés en mis cosas, y eso me encantó.
Al acercarnos al mar, yo estaba tan ansiosa y emocionada como una niña, y él lo notó con una sonrisa de suficiencia en el rostro. Pasamos la orilla, y Heitor nos condujo al puerto deportivo y a un aparcamiento privado.
"¡Ven, diosa mía, te llevaré al mar!" Heitor agarró nuestro equipaje y me tomó de la mano, llevándome hasta el final del muelle, donde nos detuvimos frente a un yate enorme.
"No puedo creer que hayas alquilado un yate, Hector", dije, fascinada por esa imponente em