Desperté abrazada por el amor de mi vida. No hay mejor sensación en el mundo que estar en los brazos de la persona que amamos. Estaba acostada con la cabeza apoyada en el pecho de Alessandro, nuestras piernas entrelazadas y sus brazos rodeándome. Estábamos desnudos. Alessandro me impidió ponerme un camisón; dijo que quería sentir mi piel contra la suya, y era realmente la mejor sensación del mundo estar pegada a él sin barreras.
— Buenos días, mi ángel. —Sentí su beso en la cabeza y lo miré sonriendo.
— ¿Cómo puedes despertar tan guapo? —pregunté sonriendo como una tonta y él me atrajo hacia sí para darme un suave beso en los labios. — ¡Buenos días, mi amor!
— ¡Mmm! Me gusta ese sonido. Repítelo. —dijo Alessandro con picardía.
— ¿Qué? ¿Que despiertas guapo? Eres el hombre más hermoso que he visto en mi vida. —Dije con una gran sonrisa.
—A mí también me gusta oír eso, pero te pedí que repitieras lo otro. —Insistió.
—¿Buenos días? —bromeé.
—¿Me estás tomando el pelo, ángel mío?
—¡Solo u