“Alessandro”
Media hora después estaba en casa de Patrício, furioso por haber dejado que todo este chanchullo en la empresa llegara tan lejos que afectara mi relación con la mujer que amo, y furioso por tener que dejar a Catarina para ir a una reunión.
—Lamento haberte arruinado los planes, Alessandro, pero no podíamos esperar. Tenemos que decidir cómo actuar rápido —dijo Alencar al saludarme.
—Bueno, Alencar, me muero de ganas de que todo esto termine, de echar a estos traidores de mi empresa y recuperar a mi Catarina —dije con cansancio—. ¿Pero qué es tan urgente?
—Bueno, ya conoces a Leda, ¿verdad? —preguntó Alencar.
—Sí, la pusieron a cargo del trabajo de camarera con doña Margarida en la planta de la presidencia. —dije—. ¡Ay, no! ¿No me vas a decir que doña Margarida está involucrada en este lío?
—No, Alessandro, por suerte los demás empleados con acceso a la presidencia son de mucha confianza; ya los hemos examinado a todos. —Alencar me tranquilizó—. Pero resulta que Leda y doña