Durante la partida, Levy fue amable y atento conmigo todo el tiempo, a pesar de que Alessandro prácticamente le gruñía. Me tocó las manos con suavidad, me explicó el juego al oído y le presté mucha atención. Alessandro se ponía cada vez más hosco.
—¿Y bien, chicas, adónde quieren cenar esta noche? —preguntó Ángel, mirando rápidamente las tarjetas que había recibido y luego fijando la mirada en Melissa.
—¿Qué les parece una habitación reservada en Le Soufflé? —sugirió Leandro con entusiasmo. —¿Lo conoces, Taís? La comida es deliciosa.
—He oído hablar de él, pero nunca he estado. Es difícil conseguir una reserva allí. —dijo Taís, mostrando interés, lo que enfureció mucho a Rick.
—No es difícil para Leandro, su tío es el dueño. —Comentó Miguel. —Si todos están de acuerdo, creo que es un lugar genial. El restaurante es muy bonito y la comida deliciosa. ¡Está a la altura de estas hermosas mujeres! —dijo, guiñándole un ojo a Samantha. Heitor sudaba nervioso.
— Ah, ya está decidido. Pero ent