“Alessandro”
Llegué temprano a la oficina hoy. La auditoría va bien y el informe que recibí hoy ya indica algunas sospechas. Claro que no me sorprende que Junqueira aparezca entre los posibles estafadores; sospeché de él desde hace tiempo.
Apagué mi portátil y lo guardé en la caja fuerte. Estaba siendo muy cuidadoso con la información que recibía, así que cambié la contraseña y guardé todo allí. Antes de irme, me llevé todo a casa.
Pasé el resto de la mañana trabajando. Patrício llegó a mi oficina para invitarnos a almorzar. Pero primero, decidí enviarle un mensaje a mi amor, así que tomé mi celular y escribí:
“Me quedé dormido con el sabor de tu beso, soñé contigo toda la noche y ahora tengo el corazón oprimido de añoranza. Te amo, Catarina. ¡Perdóname!”
Envié el mensaje y guardé el celular en el bolsillo, acompañando a Patrício al ascensor. Cuando llegamos a la planta baja, en cuanto pasamos el torniquete, me agarraron por detrás. Mi cuerpo se encogió, horrorizado por ese abrazo que