Yo tenía la cabeza gacha y sostenía la mano de mi marido, que todavía no se había despertado, incluso treinta y seis horas después de la cirugía. El médico me acababa de decir que estaba estable y que todo lo que podíamos hacer era esperar, cuando sentí su mano apretando ligeramente la mía. Levanté la cabeza e inmediatamente lo miré, ver ese par de ojos violetas iluminar nuevamente mi mente.

- ¡Alessandro, mi amor! Por fin… – le sonreí. – Voy a llamar al médico, no te muevas y no muevas nada.

Fui al escritorio de enfermeras, que estaba frente a la cama de UCI donde estaba mi esposo, le dije que se había despertado y corrí para estar a su lado.

-Amor mío, tenía mucho miedo. –dije volviendo a cogerle la mano.

-Significa que el paciente más visitado en este hospital se ha despertado. – El Dr. Estênio entró sonriendo y se presentó. – Alessandro, estás en el hospital porque te dispararon. Te examinaré, haz lo que te digo, por favor.

El médico le hizo una evaluación básica de fuerza y refle