El fin de semana fue un caos. Estaba tratando de poner mis pensamientos en orden. Reunimos a las chicas el domingo y les conté lo que estaba pasando. Pronto comenzó una disputa para ver quién sería la madrina, y todos coincidieron en que Mel ya era la madrina de Pedro, por lo que estaba fuera de la carrera. Le pedí a Virginia que no le dijera a Levy, lo haría yo mismo. Y todos juraron no decírselo a nadie, respetando mi decisión de evitar que Alessandro se enterara.
El lunes estaba hecho un desastre. Cansado y distraído. Sentí un sueño casi incontrolable. No me estaba yendo muy bien.
-Gato, despierta. Ven, recuéstate un rato en el sofá de mi sala. – Patrício me llamó en voz baja.
-¿Qué había? – Levanté la cabeza de la mesa y lo miré, algo confundida.
-Estabas durmiendo. Ven, recuéstate en el sofá de mi sala. Creo que te daré unos días libres.
- ¿Me quedé dormido? Creo que estoy pasando por una crisis de estrés muy grave. – comenté un poco irritado, sabiendo exactamente cuál era el pro