“Junqueira”
— ¡Mami, no puedes vivir para arruinar mis planes! —le gritó Ana Carolina a su madre, que estaba en cama resfriada.
— ¡Cariño, baja la voz, me duele la cabeza! —susurró Helena.
— ¡No me importa tu cabeza, mami! —gritó Ana Carolina de nuevo y salió de la habitación dando patadas.
— Carolzinha, ¿qué te pasó para ponerte tan nerviosa? —preguntó Junqueira, que estaba en la sala viendo las noticias en su celular, cuando su hija entró y se sentó a su lado, enfurruñada.
— ¡Papá, mi madre que no hace nada por ayudarme...!
— ¿Qué no hizo tu madre ahora, Carolzinha?
— Quería ir a ver mi vestido de novia ayer, pero tu esposa se resfrió y dijo que solo iríamos la semana que viene. —Ana Carolina parecía haber sufrido una terrible ofensa.
—Cariño, no seas así. Dile a Celeste que te acompañe.
—Papá, pero mi madre no quiere darme la tarjeta. Está hecha un berrinche diciendo que esto es cosa de madre e hija.
—¡Ay, qué tontería de tu madre! Pero ya le he ingresado el dinero en su cuenta, as