“Alejandro”
Llamé a la secretaria y concerté una cita para encontrarme con ella a la hora del almuerzo en un café cerca de la oficina. Cuando llegamos ella ya estaba sentada en una mesa al fondo.
- Buenas tardes, señor Meléndez. Señor Guzmán. ¿Cómo estás? – Nos saludó muy formalmente.
- Espera, ¿me conoces? – preguntó Patrício sorprendido.
- Trabajo los fines de semana en el casino Social Club. –Dijo un poco avergonzada. -Y ambos dan muy buenas propinas. Yo soy Jaqueline.
- ¡Amigo, es verdad! –Ya te canté… – dijo Patrício al reconocerla y estalló en risas. – Pero sin maquillaje, con el pelo recogido y las gafas, te ves muy diferente.
- Sí. – asintió Jaqueline, un poco avergonzada. – Gracias por llamar, señor Meléndez.
—Mira, Jaqueline, te confieso que cuando me diste tu número de teléfono pensé que me estabas coqueteando. Pero ahora tengo curiosidad. –dije sentándome.
- Señor Mellendez, trabajo en la oficina porque necesito el salario, pero honestamente el Dr. Valério es un hombre sin