10|Qué uno espera que sea.
Me doy la vuelta despacio para encararlo.
—¿Disculpe? —me sale de la boca. Todavía no puedo asimilar su pregunta y me parece un completo descaro.
—Pregunté si ese es el tipo de hombre que te gusta.
—¿La pregunta a qué se debe?
—A que parece evidente, por la forma en la que lo mirabas en la reunión, tanto que desconcentró toda tu atención de lo que estábamos hablando.
—¿No será esto realmente porque dije ayer que los hombres tatuados no me gustan y que no existe una fuerza mayor en este mundo que haga que yo, siendo la mujer que soy, me enrede con usted?
Exagero completamente la pregunta, adrede para causar una reacción mayor.
Me ando con cuidado siempre, más cuando se trata de trabajo, intento mantener la línea del respeto. Y sé que yo no estoy totalmente exenta de culpas porque sí que quedé embobada con aquél hombre por un largo periodo de tiempo, tanto que me olvidé de todo a mi alrededor, pero prefiero echar la guerra que dejarme ganar o verme como estúpida.
No me malinterpreten, e