LA DERROTA DE LEIZO
Al abrir los ojos Leizo atado al palo mayor de la galera de Abdulá el Hassán, veía como se terminaba de sumergir la galera en que combatiese a los berberiscos entre un mar de llamas provocadas por los asaltantes que habían vencido y les conducían sin duda a la esclavitud. Una mancha roja le decía que a algunos de sus hombres ya no les volvería a ver…compañeros de sufrimientos y penurias en pos de turcos y piratas que asolan las tierras de los reyes, y que no verán más la luz del sol. Una hilera corta de trece hombres cubiertos de sangre y suciedad a causa de la terrible lucha mantenida, se sentaban tras una cruel sarta de latigazos que les obligó a cubrirse con las manos cara y cuerpo. Semidesnudos y harapientos, en nada recordaban a los aguerridos varones que subieran a bordo de la galera Tritón, a su mando. Abdulá se le acercó y pudo oler su aliento tan cerca que le repugnó.
-Así que ibais a Esmirna, ¿eh? Yo más bien creo que sois cristianos que espiáis a favor d