Solo quiero que me ames, mamá.

Esa mañana, Harry salió muy temprano, quería hablar con su madre, saber cómo estaban, después de y a pesar de todo eran su familia y no tenía a más nadie.

No quiso hacerlo desde casa, ni mucho menos desde su celular, para que su padre o madre no fueran a localizar el teléfono y luego empezaran a molestar al pobre de Tony.

Busco un lugar alejado de donde vivía y llamó a su madre quien al contestar estaba muy contenta de escucharlo y dijo:

— Hola mi amor, sabía que ibas a llamar de nuevo, he estado muy afectada de salud, desde que llamaste la última vez; ¿por qué no vienés a casa a verme? — le había dicho.

Harry sintió una oleada de enojo, ¿enferma? Si la había visto en el restaurante junto a Alvin comiendo y pasándola muy bien. ¡Qué descaro tenía Evie! Sabía que era un truco de manipulación.

Si no la hubiera visto, quizás hubiera caído como el mismo imbécil, afortunadamente ella no sabía que él trabajaba en el restaurante que habían escogido ese día.

— Qué contrariedad para ti mam
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