— ¡Cumpliendo siete meses me encuentro hoy! —anunció en voz alta en medio de la sala— ¡siete meses madre! ¡imagínese usted!
Su madre, mujer pequeña y delgada, de cabello negro corto y ojos cafés, le miró desde abajo. No le importaba su altura, hoy y dentro de veinte años seguiría controlándole, a pesar de que Emilio era dos cabezas más alto ya. — ¿Con tu Julieta?
Levantó una ceja, fingiendo la más profunda de las consternaciones. —Obvio. Con mi Julieta. Ya son siete meses de relación, que pasaron rapidísimos, y míreme, acá me encuentro.
—Tan feo como siempre —acotó su madre.
— ¡Pero más feliz que nunca! —aclaró él.
—Tú y tu novia…
Su mamá le miró mientras se pasaba una mano por el cabe