Parte de la personalidad conservadora de los padres de Dafne, se reflejaba en el hecho de que no habían cambiado, ni cambiarían, su lugar de residencia y así pudo Rubén proporcionarles a las chicas la dirección en donde podían localizarlos.
—Incluso tengo el teléfono de la casa que, de seguro, todavía usan y tampoco han cambiado.
—Sí, puede ser útil, amor. Gracias.
Mientras Marge se dedicaba a gestionar el alquiler del vehículo en el Elizabeth se transportaría, madre e hija pasaron por el salón de belleza de Raquel, para que las arreglara como una abogada y su asistente.
—Es importante que mi mamá se vea más joven que yo —dijo Emily a la estilista.
—Eso no va a suponer ningún problema, es más, ya lo parece —bromeó Raquel, ganándose la amistad de Estefanía y una mirada dura de su cliente habitual.
—Muy chistosa. Mira cómo me río.
Marge también se encargó del vestido de la asistente de Elizabeth, a la que llamaron Valerie, lo mismo que de alquilar el uniforme que usaría como conducto