Los días habían pasado después de aquella llamada telefónica de Miles tras la cual no le había vuelto a ver ni sabido noticias de él. Ezra y yo continuábamos en la búsqueda de un puesto de trabajo para él a la vez que me preparaba los exámenes de la universidad.—Señorita Harris, ¿podría venir un momento? —el profesor de escritura creativa me llamó antes de salir de clase, me acerqué a su mesa bajo su mirada.—¿Pasa algo, profesor? —quise saber y esperó a que todos los alumnos se hubiesen manchado de la clase para hablar.—He leído tu trabajo,un infierno de hieloes realmente cautivador, parece más una historia que un estudio de su personalidad, te hace sentir a lo largo de las páginas, y realmente has conseguido trasmitir esa sensación de dolor en el pecho que s&eacut
—Vámonos de aquí, Shawn —rogé mientras observaba como el moreno se pegaba más a la puerta para escuchar mejor de aquella última frase.—¿Acabas de escuchar eso? —dijo mientras tiraba de su camiseta hacia los vestuarios para coger las cosas y largarnos de allí.—Es igual —le resté importancia mientras seguía arrastrándole fuera de allí.—Pero...—Shawn, he dicho que es igual. (...)Aquella mañana había dado el paso por fin y aceptado la publicación en la revista de "Un infierno de hielo" realmente no sabía si lo que había sentido al hacerlo habían sido nervios por saber donde aquello podría acabar o era la voz en mi cabeza que no paraba de repetirme que iba a arrepentirme, aunque esta solo hablaba por la parte de mí q
—¿Papá? —pronuncié cuando abrí la puerta de mi apartamento, observando a mi padre parado frente a mí con una pequeña sonrisa. —Hola, princesa —dijo y sonreí lanzándome a sus brazos para abrazarle fuertemente, llevaba sin verle demasiado tiempo, y eso que no solía verle a menudo. —¿Qué haces aquí? —¿Es que acaso un viejo no puede pasar a ver a su hija? —respondió ofendido. Me callé las ganas de reclamar que podía haberlo hecho en alguno de estos meses atrás, hacía más de medio año que no nos veíamos, y no haberle podido ver siquiera en navidad aún me quemaba. Me eché hacia atrás para pudiera pasar dentro del piso—. Vaya, ni siquiera parece un piso de estudiantes, está demasiado ordenado. —Tenemos a Holden, es un maniático de la limpieza. —Me encogí de hombros y fue cuando Socks apareció frente a nosotros, mirando desconfiado a mi padre, acercándose a sus zapatos para olerle. —¿Primero un conejo y ahora un perro? ¿Cómo se sienten tus compañeros de piso al respecto? —Iba a responde
—No creo que sea el momento adecuado para esto. —Fue mi única respuesta, lo último que necesitaba era a Miles volviendo a poner mi mundo patas arribas, mas de lo que ya lo estaba. —Esperaré —susurró en la otra línea.—No quiero que esperes, porque no sé qué voy a querer cuando mi cabeza se aclare.—Me da igual.—Miles...—Voy a esperar, Indie —me interrumpió y podría decir que pocas veces me había llamado por mi nombre, estando de segura de que no habían sido más de cinco—, porque tú creíste que yo merecía la pena, y quiero demostrarte que no estabas equivocada. —Que lo digas y lo demuestres es muy diferente. —Por eso necesito esa oportunidad, quiero caer por ti como si no necesitase salvación de ello. —Pero no ahora.—Cuando sea que tú estés preparada. —Adiós, Miles. —Le escuché respirar y un silencio tomó nuestro espacio hasta que finalmente volvió a hablar.—Adiós, Harris. (...)—Hay dos chicos preguntando por ti en la sala de espera, cariño —pronunció mi madre
I.Salí de la universidad mientras aseguraba mi mochila al hombro, y un proyecto que mi profesor de escritura creativa nos había mandado para aquel curso no dejaba de rondar en mi cabeza. Era una simple novata en la universidad de psicología y, a pesar de que la carrera me gustaba, nunca había sido buena con las deducciones.Realizar un psicoanálisis sobre alguien, observarle, apreciarle y conocerle.En la última parte de este proyecto quiero que me describáis como habéis descubierto que esa persona es.Os aseguro que serán opiniones totalmente diferentes.El profesor Leckson había dicho mientras algunos de sus pocos alumnos se alegraban de aquel trabajo, alumnos entre los cuales yo no me encontraba. Teniendo en cuenta que mis verdaderos amigos podía contarlos con dos dedos, conocer a la gente a fondo no era algo que me entusiasmase o me pareciese relativamente fácil.Le quité el seguro a
II.Después de miles de súplicas e intentos de lloros, Holden acabó accediendo a quedarnos a Socks, nombre el cual le había sido puesto por roer los calcetines de este, algo que me había llevado nuevamente a ruegos cuando el rubio quiso echar a Socks por la ventana.—Si no estuviese sumamente cabreado por la desgraciada de mi mejor amiga hetero, diría que hay un nuevo vecino en edificio —Holden habló mientras cenábamos una ensalada de pasta, el plato preferido tanto de Cara como de Holden, el cual yo había cocinado para complacerles a pesar de que lo odiaba—. Un nuevo vecino que está muy bueno.—Creo que le he conocido hoy —confesé y Holden hizo como si no lo hubiese oído mientras que Cara estaba demasiado centrada en comer la pasta.—Si te hablase, te preguntaría si es moreno, con la típica barba de tres días y parece un dios griego recién salido del Olimpo —Holden infantilmente respondió llevándose un tenedor de pasta a la boca.—Eres un crío —acusé y rodó los ojos.—Está bien,
III.—¡Calla a ese chucho pulgoso! —Las voces de Holden se oían sobre el agudo ladrido de Socks.—¡Cállate tú! —respondí mientras me levantaba de la cama con el ceño fruncido y de malhumor, eran las seis y media de la mañana y los gritos de Holden me estaban haciendo empezar el día con mal pie.Me puse unos pantalones vaqueros rasgados y una sudadera de los Angries, el equipo de rugby de mi universidad en el cual solo estaban chicos que habían sido becados cuando jugaban en el instituto.Socks se encontraba mordiendo uno de los cojines del sofá cuando terminé de desayunar y llevé mis manos a la cabeza mientras rezaba porque los destrozos que había dejado sobre el objeto no fuesen muy visibles. Le puse una correa que solía utilizar para sacar a Nesquick y abrí la puerta para llevarle a dar un paseo después de mirar por el piso, creyendo que encontraría las consecuencias de las necesidades de Socks, pero no había nada.Salí del apartamento en el momento que el ascensor se abría, deján
IV.—Miles —Holden pronunció ese nombre como si de un ángel se tratase—. Me encanta, suena tan... Sexy.—¿Pero a ti qué mosca te ha picado con ese tío? —quiso saber Cara mientras se cruzaba de hombros mirando con el ceño fruncido al rubio.—Una lesbiana no reconocería a un Dios adonis aunque lo tuviese delante de sus narices.—Ese tío no es para tanto. —Me encogí se hombros mientras llevaba una cucharada de cereales a mi boca.—¿Ves? —Holden acusó alzando sus manos hacia mí.—¡Yo no soy lesbiana! —me defendí elevando una ceja.—¿Seguro? —Holden indagó y una sonrisa divertida apareció en el rostro de Cara.—Que yo no esté obsesionada con ese tío como tú no significa que sea lesbiana, ahora, cállate. —Di por finalizada la conversación para poder terminar mi desayuno tranquila y Cara se sentó junto a mí.—Sabes que no se callará. —Adelantó acontecimientos con diversión en sus ojos.—Y encima dijo aquello de la pistola, mierda, Indie, ¿no te pone eso? —Holden continuó con su insistencia y