—¿Y para qué quieres que responda esa pregunta? —Belinda tenía su mirada clavada en sus pies— tú no quieres nada conmigo, además, como tú lo has dicho; nosotros no debemos estar juntos.
Flor había estado buscando a sus amigos por todo el hospital, pero no los encontró. Después llegó al apartamento de Belinda, entró al cuarto de la joven y la vio durmiendo.
—¿Qué le habrá sucedido? —reparó sus ojos y vio que había estado llorando.
En aquel momento sonó su celular.
—¿Diga? —contestó.
—Ven a buscarme —escuchó la voz de Andrés.
—¿Andrés? ¿De qué estás hablando? —preguntó ella algo asustada y un tanto emocionada.
—Estoy en el aeropuerto y no he llamado a mi hermano para