Una vez que encontramos un sitio que nos convence en esta playa casi solitaria, Estiramos nuestras toallas sobre la arena y nos quitamos las prendas de más. Me quito la camiseta, y ella se desamarra el vestido para dejarlo caer sobre la arena. La observo sentado y ella me lanza una enorme sonrisa. —¿Te gusta? — Me pregunta dando una vuelta para que vea cada parte del diminuto bikini que lleva puesto.
—La pregunta sobra rubia... te ves exquisita. — Respondo sonriente.
—¿Exquisita? — Cuestiona sorprendida. —¡¿Acaso soy comida o qué?! — Exclama.
—Yo diría que eres más un postre. — Contesto a modo de broma.
—Miedo me das... no sabía que te iba todo eso del canibalismo,