6. Incompatibles

— ¿Dónde están tus amigas? — Le pregunto mientras tomamos el mismo elevador que nos trajo hasta el piso 47. He intentado recordarlas, pero la verdad es que es imposible. Los recuerdos de anoche son tan borrosos que ya empiezo a sospechar que alguien ha puesto algo en mi bebida.

—Samantha me ha enviado un mensaje que están en el hotel Bellagio, el restaurante al que iremos está allí. ¿Por qué no le dices a tus amigos que nos encuentren allá? — Me propone y es la primera vez que no me da una orden... bien, vamos avanzando.

—De acuerdo. — Accedo y mientras esperamos a llegar al lobby, le envió el mensaje a Javier a lo cual el responde de manera casi automática con un "de acuerdo".

Volvemos a caminar por el lobby del hotel, pero esta vez con un rumbo diferente.— ¡Hey Alex! — Le dice al hombre que está detrás del escritorio de ayuda al cliente.

—Señorita Christou, buenos días. — La saluda cordialmente poniéndose de pie.

—Buen día, ¿Sabes si Edu tiene el coche listo? — Averigua. 

¿Ha dicho coche? No entiendo... ¡¿Por qué me ha hecho caminar toda la maldita mañana?!

—Si, está donde siempre. — Le explica.

—Gracias, nos vemos después— Responde amablemente y luego me mira. —¿Vamos? — Me propone.

— ¿Por qué no usamos el coche esta mañana? — Inquiero bastante indignado.

—Porque no quería que los empleados se enteraran de todo. — Expone como si fuera algo evidente.

—Creo que con pedir que te alcanzaran el coche no sospecharían nada. — Le comento sarcásticamente.

—Créeme que no. —  Dice mientras atravesamos las enormes puertas automáticas de vidrio y salimos al área donde del valet.

— ¿Cuál es? — Indago viendo los diferentes autos que hay aquí.

—Ese. — Me responde señalando la limusina color negra que hay y de verdad pienso que esta mujer se divierte haciendo estas cosas.

— ¿A eso llamas coche tú? ¿Te mueves en una limusina todo el tiempo? ¿Acaso no sabes conducir? — Le pregunto sarcásticamente.

— ¿Qué querías que digiera? ¿Ven vamos a mi limo? ¿Para qué? ¿Para qué me sigas llamando egocéntrica? — Rebate con un tanto de rabia. 

— ¡Vaya! Veo que te importa, aunque sea algo de lo que pienso de ti. — Bromeo mientras el hombre de pelo oscuro y bastante alto nos abre la puerta del "coche" según la descripción de esta mujer, para que nos subamos.

— ¡Si, claro! Como no te das idea... ¿acaso no te das cuenta? Estoy intentando impresionarte. — Expresa con un tono burlón.

—Sí, claro que me doy cuenta... ¿y tú? ¿no te has dado cuentas que me traes loco? — Le respondo de la misma manera.

—Eso no sería extraño. — Explica mientras mira por la ventanilla.

Observo alrededor y noto que la parte de atrás de la limosina está completamente aislada de donde esta el chofer —Mira si me habrás vuelto loco que no puedo ni recordar lo que sucedió anoche en aquella cama entre tú y yo... así de mala debes de ser en ella. — Le respondo ya harto de su egocentrismo.

—No te preocupes, que al parecer los dos la hemos pasado mal. Yo tampoco me acuerdo de nada. — Contesta fría y esta vez su mirada si se clava en la mía.

Soy una persona paciente, pero esta mujer realmente me está sacando de quicio... no puede ser más insoportable, arrogante, ¿Quién se cree que es?

—Es mejor que no recuerdes... de esta manera evitaremos que vuelva a suceder. — Expreso con enfado, uno que ella se esta ganando a pulso.

—Es lo mejor. —

—Hemos llegado. — Nos indica el chofer a través del parlante y sin ser caballeroso bajo de la limosina y cierro la puerta detrás de mí, y es que esta mujer no merece ni que le abra la puerta de ningún sitio.

— ¡Gracias eh! — Expresa de manera sarcástica cuando pasa por mi lado. — ¿han llegado tus amigos? — Averigua parada al lado de la puerta del hotel.

Miro a mi alrededor en busca de ellos hasta que finalmente los veo.— ¡José! — Le grito haciéndole señas para que me vean.

Me detengo al lado de la insoportable de mi esposa y los espero. — ¡Hola amigo, hasta que apareces! — Dicen saludándome.

—Lo sé... Vean, les presento a Arya. — Expreso, y cada uno de ellos la saludan amablemente.

—Un gusto— Responde ella amablemente.

—Igualmente guapa. — Le dice José y sé bien por donde va.

—Les comento que por culpa de ustedes esta mujer y yo terminamos casándonos anoche en una capilla. Gracias, amigos por dejarme cometer semejante locura eh. — Les informo sin anestesia.

— ¡¿Qué?! ¡¿Como?! — Preguntan entre todos prácticamente gritando.

—Así es, ahora vamos, porque las otras culpables... es decir, sus amigas nos están esperando en el restaurante. — Expreso y simplemente los cuatro seguimos los andares de esta rubia por el hotel.

—Vaya suerte, amigo, casado con este monumento de mujer eh... — Me comenta Javier en un susurro para que ella no lo escuche.

—Ese monumento de mujer como le llamas tú, es mi peor pesadilla, sin contar que es la hija de Alonzo Marín—. Le digo de la misma manera.

—¡¿Qué?! — No me lo puedo creer… Pero ¿Por qué dices que es tu peor pesadilla? Entiendo que es la hija del rival de tu padre, pero no negaras que es bellísima— Pregunta José.

—Porque como la mayoría de las niñitas multimillonarias, es insoportable y saben que es lo peor... — Comento

— ¿Qué? — Preguntan los tres a la vez.

—Que las noticias han volado y no nos podemos divorciar... tanto a ella como a mí nos arruinaría si lo hacemos, además de que nuestras familias han hecho una especie de trato para no salir perjudicados. — Les dejo saber con la misma frustración que sentí en el momento que me enteré de todo esto. 

— ¿Eso quiere decir que...? — Trata de decir Facundo.

—Eso quiere decir que permaneceremos casado mínimo tres meses. Javier muchísimas gracias por elegir este destino para tu despedida de soltero, termine casándome yo antes que tu — Les digo bastante serio.

— ¡No es nuestra culpa que te tomaras todo lo que encontraste en el bar y que te comieras a besos a esa rubia! — Se defiende Javier.

— ¿Cómo que me la comiera a besos? — Consulto.

—Chicos les presento a mis amigas. — La escuchamos decir interrumpiendo nuestra conversación.

—Me lo cuentas luego. — Le advierto a Javier, y es que quizás él pueda darme un indicio de que diablos sucedió anoche.

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