Capítulo 20

Me costó abrir los ojos. Sentía un fuerte latido en mi cráneo y mi cabeza iba a explotar de dolor. Llevé mi mano hacia ella para aliviar un poco el malestar pero algo tenía inmovilizado mis brazos. Gemí dolorida mientras intentaba soltarme pero solo logré lastimarme aún más.

Me habían atado con cuerda, y con cada movimiento la fricción estaba quemando mi piel.

¿Qué había pasado? ¿Por qué estaba atada?

Entonces noté que la habitación donde me encontraba no era familiar, de hecho se trataba de cuatro paredes grises y desnudas, con un viejo colchón donde estaba recostada.

Con las rodillas me impulsé hasta quedar sentada y como pude logré pararme. Había una puerta de metal con un

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