Capítulo cuarenta y tres. ¡Somos hermanos!

«¡Secuestrado!»

El solo pensamiento hizo a Sebastián sentir terror y tuvo que luchar contra la náusea que subió por su garganta. Él no podía y no tenía tiempo para comportarse como un hombre débil. No cuando Oliver estaba en manos de Dios sabrá qué tipo de gente.

—Me he tomado el atrevimiento de llamar a la policía, desde que la señora me expuso la situación asumí que algo debía estar pasando y estas imágenes comprueban que el joven no iba ebrio como le han hecho creer al guardia de seguridad —expresó el Gerente del local.

Sebastián se alejó un momento del hombre y de todos, pensando, armando el caso detallado en su cabeza.

Ni siquiera prestó atención a Nick y Caleb que hablaban con el Gerente o la policía cuando estos hicieron su arribo al local.

En la cabeza de Sebastián dos nombres se repetían como un maldito mantra. Ariadne y Maya Campbell.

Esas dos mujeres podían ser capaces de todo con tal de hacer sufrir a Oliver y que mejor manera de castigarlo a él que haciéndole daño a su ch
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