Capítulo|4

Existen los imbéciles y también los “Malditos imbéciles”.

Alex no pertenecía a ninguno de esos dos, él era un hijo de su grandísima y repudiada madrina — No digo madre por respeto a Ana Finch — Pero sentía un coraje que podía asegurar, que si mordía mi propia lengua estaba propensa a envenenarme.

Estaba cansada de seguir aguantando ese tipo de trato. 

¡Joder! ¡Coño! 

Soy una persona de carne y hueso que merece respeto, merece ser tratada por igual sin importar mi posición social o en el nivel económico en el que me encuentre.

Corinne no había notado mi estado emocional y mucho menos se había dado cuenta del disgusto deslumbrando en mi rostro, ella solo platicaba plácidamente. Jamás la vi tan así. Suspiro.

Debo calmarme o moriré de una rabieta.- Pienso.

Había leído un artículo en esas revistas que ocupaban una mesa en el consultorio del dentista, que expresaba claramente qué las personas con mal humor y esas las cuales discutían a cada segundo. Estaban propensas a morir, a temprana edad.

Presiento que tengo mis días contados.- Dramatice

Es que ¡ASH!

El maldito de Alex me hacía sentir mucho enojo, es cierto eso de que del amor al odio hay un solo paso. Exhalo de manera brusca.

Debo dejar de decir malas palabras, creo que hoy e excedido mi limite, agradezco al Dios en los cielos que Corinne no había adoptado esa tonta idea de colocar un frasco en casa y a obligarme a colocar un dólar en él cada vez que digo una mala palabra.

Porque puedo jurar a ojos cerrados que faltarían contenedores en la casa, ya que en su mayoría estarían repletos asegurando la jubilación de mi madre y yo, me encontraría más que en la ruina.

 Veo a Alex reír con su grupito y todos se encontraban en la piscina, gritos, risas y esa música clásica había sido remplazada por electrónica. La vibración de las paredes y cómo alguna movían su cuerpo de manera descarada.

¿Cómo los adultos podían estar en el interior de la casa hablando de manera placida?

Pareces contra sonido, lo recuerdo. Golpe mental.

Mire de nuevo a través de las puertas francesas que se encontraban cerradas y un chico me atrapo mirándolos. Dijo algo y de inmediato la mirada de él volteo a verme, sonrió con diversión y entonces me enseño su dedo corazón. Es decir, me mando a la m****a.

Imbécil de pacotilla.

Definitivamente venir fue un grandísimo error.- Pienso

Sin ánimos de seguir sintiéndome como un mal tercio, me escabullo y salgo sin que alguien se dé de cuenta. Luego le escribiré a Corinne.

Me encamino alejando todo ese alboroto de mi zona de paz y tranquilidad, preferí ir por la puerta principal porque si salía por la parte trasera, me toparía con ellos y no necesitaba alterar mis nervios más de lo necesario.

En definitiva no debí de haber venir, me sentía mal conmigo misma porque no obtenía el respeto que merecía. Y todo era mi culpa porque quien debía valorarme primero era yo misma, y no lo hice en su momento.

 Ese imbécil quiere tratarme como se le da la gana y cree que puede ¿humillarme? No cree lo hace.

¿Qué haré con mi consciencia de m****a?

Niego sin mucho agrado de seguir con esto, solo salgo de la sala y cuando menos me percato esto junto a las escaleras y cerca de la puerta principal, por si se lo preguntan ¿Tan grande es este lugar? La verdad es que sí. Pero me he perdido en mi enojo sin fijarme por donde voy.

Detengo mis pasos al sentir la vibración de teléfono celular, suspiro con pesadez.

Apreté mi mano en puño, porque tenía coraje y enojo. Era muy pronto para olvidar pero dicen que poco a poco el tiempo lo cura todo. 

En mi pecho sentía un sentimiento que se había vuelto familiar para mí, pero debía alejar esas hojillas filosas que me torturaban instalándose en mi garganta, por cada palabra que deseaba soltar y no lo hice.

- Ya no más Ashely.- me regaño.

Niego con la cabeza y 

Alex Finch no es relevante y solo tiene la importancia que yo quiera darle, por lo que no puedo sobrevalorar a nadie para dejarlo pasar por encima de mi presencia, no más. Ningún otro Finch u otro hombre, jugara conmigo o me dejo de llamar Ashely Miranda Jeffries.

Retomo mi caminar y vuelvo a sentir la vibración de mi teléfono celular, así que bajo la mirada y abro el W******p encontrando cómo único chat a Linda.

Linda <3:

¿Cómo va todo?

PD: De nuevo, Lamento todo Corazón.√√

Sonrío, solo ella el significado de “Best Friend Forever” personificado. Era lindo saber que disculpaba aun cuando lo sucedido no fue su culpa, pero ella se culpaba de no haberme protegido más.

Este era uno de esos momentos donde le agradecía a la vida el haberla tenido en mi vida y también ese era el momento donde maldecía a quien coloco un escalón en mi camino.

Concentrada en mis sentimientos y en responderle a Linda, no me di cuenta del escalón que debía subir para concluir mi salida de la Mansión Finch. Sentí mi cuerpo impactar de frente al suelo y más humillante no podía ser.

¿Para qué ayuda? Si yo solita hacia las cosas más torpes y estúpidas para humillarme. Solté un gemido de dolor, creo que me he roto algún huesito porque crují cómo una galleta de soda.

- Auch.

Escuche una risa a mi costado y cierro mis ojos. Que horrible.

Okey, este es el plan. De ahora en adelante me llamo Miranda Evans y soy de nacionalidad Canadiense, pero me mude a Suecia por motivos personales y más que todo en busca del sueño Canadiense, en busca de un nuevo norte y ansiosa de conocer otra cultura. A demás de un mejor estilo de vida junto a un Suggar Daddy — de unos cuarenta — y que él desee un amor de su vida cómo yo. ¿Sí?

Esto es estúpido e Imposible.- Pensé

Por dos razones; No tengo reunido dinero suficiente como para irme a Canadá o Suecia y está el hecho de que aun soy virgen así que… Levantarme e irme sin decir una sola palabra se ve más posible.

Suspiro y solo deseo que esa persona que se ríe de mi desgracia, se retire. Cruzo mis dedos porque no sea Alex, aunque su risa era más gruesa y vibrante.

Yo y mis hormonas.

- ¿No has escuchado de conducir con la mirada al frente?

Trago grueso al escuchar su voz y no sé si molestarme por la manera burlona en la que me indicaba, que debía fijar por donde camino en vez de estar atenta a mi teléfono celular. Grandioso.

Esperen, dije teléfono celular…

Mire mi mano y no estaba, joden mi bebe ¡On´tas!

Sin mencionar una sola palabra a la molesta presencia del personaje, coloco mis manos sobre el pulido suelo de madera. Reluciente.

  Caoba.-Pienso

Y al estar de pie, siento cómo duele mi cuerpecillo. Mañana será peor.

Me sacudo la camisa y mi ropa, todo bajo la atenta mirada del personaje que aún no me atrevo a mirar cara a cara por una sola razón, vergüenza.

Comienzo a buscar mi teléfono celular y cuando creo que se ha extraviado, escucho de nuevo esa voz ronca y masculina. Quedo sin que decir al fijarme en su apariencia física.

¡No me engañes Dios!

- ¿Buscas esto?

No sabía si era hombre o Dios griego, pero algo me decía que estaba ante uno de los hombres más ardientes de mi vida. Puedo decir que él estaba claro de su aspecto físico porque me sonrió con arrogancia y creo que moje las bragas.

Era como ver la representación física de uno de los siete pecados capitales: Lujuria.

Por favor no te desmayes.- Pido.

- S-sí..- Suelto tartamudeando y en un susurro.

Bien, si esta fuera una de esos momentos donde está el rodaje o grabación de alguna película, Yo representaría ese momento en la cual el director se frustra porque nada sale como desea y se levanta exaltado de su asiento para tirar el megáfono y el libreto que tenía en manos, soltando un grito y decir ¡¡Renuncio!!

Así se sentía la parte cuerda que habitaba dentro de mí ser. ¿Por qué no tenía control de mi comportamiento?

Me brinda una mirada indescifrable pero siento qué es de superioridad, y con una sonrisa en su rostro. Mueve su mano enseñándome mi teléfono celular en ella. 

¡My Baby!

No había notado lo alto que era y lo imponente que se sentía su aura, era alguien intimidante y me estremezco al pensar que puede ser una copia en replica de Alex.

No a los Finch, ni hombres. ¿Recuerdas?- Me repite mi subconsciente.

Endurezco mi compostura y me acerco a él para tomar lo que me pertenece, ese teléfono celular se estaba acostumbrando a parar en manos ajenas a las mías. 

Primero el tal Drew me lo arrebata porque me interesa más en leer que prestar atención a su presencia. Y ahora, este ser lo tenía bajo su poder solo porque fui tan estúpida cómo para no fijarme por donde iba.

Y este lo aleja de mi alcance, frunzo mi ceño y lo miro sin entender su acción. Por lo que me vuelvo a acercar para tomarlo de nuevo y solo vuelve a alejarlo causando que me moleste aún más, era alto por lo que se le hacia fácil evitar que se lo quitara.

Lo miro molesta y veo la burla reflejada en su mirada con una sonrisa de labios cerrados, ¡Si seres estúpida!

Solo estaba jugando conmigo y yo me había prestado para ello, me cruzo e brazos y me niego a seguir con ella. Él arquea una ceja al entender que no seguiré.

- ¿No lo quieres?

Dice con burla y me hace dejar caer mis brazos a cada costado, me molesta y el solo se encoje de hombros y hace ademan de guardarlo en su bolsillo pero me acerco y él solo esquiva mi cuerpo. Maldito.

No lo conozco y ya me cae de la patada.

- ¡Dame mi Teléfono!

Él niega y me enfurece.

- No hasta qué lo pidas de una manera más…- Guarda silencio y parece pensarlo.- Cortes.

¡¿Qué?!

Quedo sin poder entender su estupidez y frunzo mi ceño aún más. ¡Corte las pantaletas de su abuela!

Masajeo mi ciento y solo siento una punzada de dolor, está volviendo la migraña.

- Calmate Ashly.- Me digo a mi misma.

- ¿Estás bien?- Parece preocuparse.

Pero estoy tan enojada que le voy a caer a golpes por ser una molestia sin siquiera conocerme. ¡¿Es que todos los hombres del mundo vinieron a esta vida con ese propósito?! Joderme la existencia.

- No.- Digo seria - Un imbécil no me quiere dar mi pertenencia.

Lo miro y él en vez de avergonzarse, solo se reí más fuerte y ¿Cómo es posible qué esto le cause gracia? Lo sigo mirando sin expresión alguna y no puedo evitar detallar su rostro, la manera en que se hace un hoyuelo en su mejilla derecha y es… Ado

¡¿Qué carajo?! Ya estoy empezando a emporar

 Ay Dios, ven por mí de una vez.- Dramatizo

Cuando parece calmarse me mira a la espera de que pida mi pertenencia de regreso de una manera más… “Cortes” pero en este estado, podría decirle muchas cosas y seguro que ninguna de ellas es catalogada como “Cortes.

- Mira, he tenido un día de m****a y no estoy de ánimos para seguir lidiando con cretinos.- Mi paciencia se está agotando.- Si me devuelves mi Teléfono por favor, me ahorrarías la molestia de no dejar al mundo sin un ser humano menos.

Su ceño refleja asombro y luego se torna sombrío, su mirada es un tanto intensa además de pesada. Creo que metí la patita.

Y hasta el fondo.- Pienso.

- Que falta de educación.

Suelta a modo de insulto y eso me molesta, me tiente mi teléfono celular y lo miro porque no deseo caer de nuevo en ese estúpido juego del bobito, el mueve el objeto y yo voy atrás como perrito faldero.

- ¿Lo agarraras o no?

Su semblante es totalmente serio, no hay rastro de que hace unos segundos estuviera riendo por mi torpeza. Y todo porque solté mi mal humor. Ash, me vale.

- ¿Quién me asegura que no volverás a alejarlo de mi alcance?

Arque una ceja y él parece importando le poco mi comportamiento, se encoje de hombros y sigue inexpresivo.

- Averígualo por ti misma.

Me acerco y él lo tiende hacia mí, lo tomo y entonces se aleja como si o fuera algo toxico. Lo miro y tiene un rostro que se me hace familia pero desconozco.

Frunce su ceño al darse cuenta de la manera en que lo trato de analizar, no se a quien se me parece… ¿Cuál dijo que era su nombre?

Estoy por preguntarlo cuando solo se voltea y desaparece de mi vista mientras sube las escaleras. Extraño y la verdad es que no lo había visto antes por aquí. ¿Sera un Finch? O tal vez es un amigo de los Finch.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo